Saber reconocer un regalo, todo un ejercicio de cotidianidad. No nos despistemos, somos seres afortunados, Dios se nos regala en lo sencillo. La experiencia de estos trece días acompañando el Campamento Menesiano, ha sido un auténtico regalo, un tesoro escondido donde la bondad de cada uno/a se ha ido percibiendo, en gestos, servicios, palabras de ánimo, reconciliaciones, conversaciones "secretas", juegos, ... Me queda por aprender, ¡menos mal!, de la amistad ofrecida, del servicio atento, de la sonrisa regalada, y también, porque no, de la impotencia ante el cansancio.
Sois un regalo, nos demostráis que reaprender cada día es dulce tarea, para quien está dispuesto a dar y recibir.
Como en la vida, caminatas interminables, esfuerzos impensables, detalles sorprendentes, habilidades compartidas, juegos cómplices, decepciones superadas, disculpas aceptadas .... y en todas y cada una, tú te regalaste, ¡gracias! El, Jesús, hace de nuestros lazos, una oportunidad sin igual, de crecimiento, desplegando todo lo bueno que, sin duda alguna, cada uno llevamos en nuestro interior. Un abrazo a todos y cada uno, sencillamente, ¡gracias!
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