No se trata de hacer buenos propósitos, que si apuntarse a un gimnasio, que si ser buenas personas, dejar de fumar, o ser más "legales",... ¡No está mal!, pero quisiera compartir con vosotros otra visión...
Son tantas cosas las que se nos regalan sin esperarlas, una puesta de sol en plena montaña, un gesto de amistad, una llamada o mensaje inesperado, ... Que me lleva a pensar lo importante que es prepararse uno mismo por dentro para acoger aquello que se nos da.
1. Cuidar el tiempo. Ser capaces de concedernos tiempo para contemplar lo que nos rodeas, disfrutar de las relaciones, o aprender a reservar tiempos para poderlos ofrecer,... Un año nuevo para gestionar nuestros tiempos con calidad y calidez.
2. Ponerse en marcha. Cuando caminas te encuentras con paisajes espectaculares (como la foto que comparto), que despiertan la admiración y te hacen sentir parte de "algo" siempre más grande y completo. Estar en marcha nos recuerda que estamos vivos, y nos da la oportunidad del encuentro, con uno mismo, con los demás, y con ese buen Dios que todo lo habita y hace salir el mismo sol para todos.
3. Agradece. Incluso en tiempos difíciles, cuando aprietan por todos los lados y es difícil ver el final del túnel, sale el sol para todos. Aprender a valorar las cosas sencillas, los detalles, y pequeños gestos cotidianos, es lo que nos permite saborear la vida con intensidad. Es precisamente así, como experimentamos la complicidad del amor, que en tantos gestos de amistad y fraternidad, descubrimos que nunca estamos solos al levantarnos cada día.
Acojamos el 2014 con la confianza de quienes nos sabemos acompañados. Con la serenidad de saber que todos los días sale el sol. Y con el compromiso de poner en valor todo lo bueno que llevamos dentro en las pequeñas cosas de nuestro día, que fomenten el bien común y un año más justo, especialmente para quienes sufren y no cuentan para nuestro sistema. ¡Feliz Año 2014! y gracias.
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