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domingo, 27 de julio de 2014

LA VIDA SE NOS REGALA...

... Casi sin enterarnos, como una sorpresa, y hemos de estar dispuestos a acogerla como viene. Requiere de nosotros atención, valoración de los detalles, escuchar más que hablar, observar más que hacer... La vida se nos regala en aquellos que nos acompañan sin estridencias ni rarezas, en las cosas de cada día. Doce días acompañando a un grupo de adolescentes que han compartido con nosotros esa vitalidad y ganas que nos dejan entrever ese Dios que se nos regala en cada uno de ellos. 
Gracias por la confianza ofrecida,
por vuestra acogida sin límites
por vuestra comprensión ante nuestra flaqueza,
por vuestra alegría incombustible,
por vuestra solidaridad, hecha canciones y gestos,
por vuestro empeño por alegrar al compañero
por vuestra amistad regalada...
Es fácil perderse en el camino, pero lo importante es reconocer esos detalles que nos permiten retomar la buena senda.En el buen humor, en el esfuerzo mantenido, en la escucha de la Palabra conectada con nuestras experiencias compartidas, podemos sorprendernos y descubrir a Dios en cada uno de nosotros, sacando lo mejor de cada uno.
Así pues, dejémonos sorprender por aquellos que caminan a nuestro lado. Gracias por estos días. 

domingo, 16 de diciembre de 2012

MOTIVOS PARA LA ALEGRÍA

Mi equipo ha perdido, me ha salido mal un examen, he perdido el móvil, la novia me ha dejado, he discutido con mis padres, se me ha estropeado esa prenda de ropa que tanto me gustaba, se ha colgado la wifi, he fallado a mi mejor amigo, me siento perdido, ... La lista puede  llegar a ser realmente interminable.
Hay tiempo para todo, también para la alegría. En ocasiones ciertas experiencias, especialmente si son duras, nos pueden ayudar a ponderar las cosas de otra forma. Lo que antes era inaguantable, ahora no lo es tanto. Aquello que me provocaba rechazo, reconozco que no era más que exageración mía. Aquella persona de la que todo me molestaba, soy capaz de quitar importancia ... 
Cuando somos capaces de ir al fondo de las cosas y nos quedamos con lo esencial, con la raíz, descubrimos esa alegría oculta, que se escondía en cien manías, en mil etiquetas o diez mil  cerrazones. Cuando recobramos esa alegría secreta, nos devuelve esa mirada amable a lo cotidiano, a uno mismo, permitiéndome aprender de mis errores o ser más condescendientes con los ajenos. Esa alegría nos da cierta luz en la noche de nuestras inseguridades y miedos, y nos anima a confiar, a dar ese paso al frente, y devolver esa palabra retirada, regalar es mirada amable o perdonar aquello que hasta ayer era impensable.
Cuando salimos de estos momentos difíciles, comprendemos la necesidad de reordenar nuestras prioridades, y valorar de nuevo aquello que nos puede aportar sentido. Y es precisamente ahí, donde podemos encontrar la fuente de nuestra alegría: sabernos acompañados, experimentar lo incondicional del amor, sentir la paz de un perdón ofrecido, o acoger la misericordia de ese perdón otorgado, o sencillamente recibir la gratuidad de una amistad desinteresada... pueden ser suficientes para despertar en nosotros esa alegría que nos ayude a mirar el mundo de otra manera.
Tiempo de alegría, también en momentos difíciles. Si afinamos la mirada, si prestamos la atención suficiente, podremos sorprendernos y caer en la cuenta de todo lo que tenemos, lo inmensamente ricos que somos, sin que nos toque la lotería. Así nos introducimos en una dinámica muy distinta, la del ofrecimiento, dando lo mejor de un mismo y la del agradecimiento de todo aquello que recibimos, sin merecerlo. 
Este tiempo de adviento es una buena oportunidad para acoger como se nos regala Dios en lo más sencillo de cada día, por duro que sea. ¡Feliz semana y gracias!

viernes, 2 de noviembre de 2012

DAR PASO A LA ALEGRÍA...

¡Un brindis a la vida!, no encuentro la mejor forma de acompañar el día de hoy. Reconocer todo lo que se nos regala en la vida, y sobretodo, recordar y hacer presente  a quienes han sido para nosotros un auténtico regalo. De cada uno de ellos nos quedan esas semillas de bondad, que nos descubren ese Amor que nos habita.
Compartir con vosotros esa alegría secreta, esa convicción incombustible, que una vida entregada por amor es fuente de una profunda alegría. 
Como si de un parto se tratara, la muerte nos recuerda que el ser humano tiene un horizonte preñado de felicidad, invitándonos a un salto de confianza que nos lleva a la certeza de un Dios que nos acompaña en todos los momentos de nuestra vida, también en los duros. La muerte, un paso más, ese salto final del que es muy difícil hablar, y del que vamos a tientas. Un salto, que solo podremos dar confiando en Quien nos amó primero.
Alegría  pues, ensanchemos el corazón, abramos la mirada y gocemos de una verdad profunda, la última palabra siempre la tendrá el amor. Brindemos por quienes lo creyeron, por quienes lo vivieron, a pesar de su fragilidad, y por quienes hemos tenido la suerte de acompañarles en ese salto de confianza. ¡Alegría!