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domingo, 2 de septiembre de 2018

NADA QUE TEMER...

En nuestra Iglesia estamos en tiempos revueltos, donde las sombras de la desconfianza, el  deseo de poder, los abusos, las manipulaciones, caen fuerte cada día sobre todos los creyentes y no creyentes, todos hombres y mujeres de buen coazón.  Estamos en un momento difícil, donde hay quienes, como el Obispo Carlo María Viganò y sus ecuaces, insisten en sembrar la duda, la manipulación y las acusaciones mal intencionadas, y solo en orden a sus propios intereses y desacreditar al Papa Francisco.
Pero es precísamente en tiempos difíciles,  cuando quienes sabemos confiar descubrimos  esa presencia del Dios que acompaña a su Pueblo. Él núnca abandona.
He tenido la dicha de particiapar en el Congreso conmemorativo de los 50 años de Medellín. Ciudad hermosa y acogedora, donde lo mejor ha sido sus gentes, cargadas de cariño y cuidado hacia los casi quinientos asitentes  al Congreso. 
Me quedo con una imagen, que es la que acompaña esta entrada del blog, y unos adornos florales cargados de  colorido y vitalidad, me hacía recordar que: ¡ a malos tiempos buena cara! 
Me encontré con unos días donde vivimos la experiencia de la comunión de vocaciones, la búsqueda conjunta, la reflexión compartida, la escucha atenta, y no solo de lo que supuso para la Iglesia Latino Americana y del mundo  Los Documentos de Medellín hace 50 años, sino las llamadas que hoy sentimos vivas y actuales:
  • Recuperar esa Iglesia Pueblo de Dios en una América Latina que sufre, como nunca, la desigualdad y la violencia. 
  • Recuperar una Vida Consagrada más sencilla y cercana al la gente, dispuesta a ir donde otros no quieren y más se necesita. 
  • Empoderar a los laicos  para que asuman su protagonismo en la vida de la Iglesia. 
  • Potenciar el discernimiento personal y comunitario. 
  • Recogiendo el llamado del Papa Fracisco y del propio documento de Medellín, renovar con fuerza nuestro compromiso de una Iglesia Pobre al servicio de los pobres, revisando nuestros estilos de vida. 
  • Así como tambíen un llamado fuerte a la formación inicial y permanente del Clero, Vida Consagrada y Laicos. 
Son muchos más los aportes del Congreso que se iran haciendo públicos... Pero la vida y las búsquedas compartidas, despiertan mi confianza  y esperazan en esta Iglesia santa, y sobretodo pecadora, en la que estamos haciendo sufrir a tantos inocentes.
¡Cuánta gente de bien! dispuestas a unir esfuerzos, y a comprometerse en su seguimiento a Jesús de Nazaret.
¡Cuanta gente de bien!, dispuestas bajar a los infiernos de quienes sufren injustamente.
¡Cuanta gente de bien!, dispuestas a ser luz, sal y paz, donde todavía dominan las sombras...
Nada que temer, somos muchos más quienes deseamos el bien, quienes estamos dsipuestos, quienes queremos abrir bien la mirada y el corazón, para reconocer al resucitado entre nosotros, y así, seguir echando las redes, ¡hay harta pega!
El encuentro no pudo terminar mejor, con un escrito unánime de todos los asistentes de apoyo al Papa Francisco en estos momentos de dificultad. El va el primero, dando ejemplo, poniendo la cara por los más pequeños y olvidados, y resistiendo con ternura y silencio, los ataques de quienes se siente amenazados por la pérdida de poder.  ¡Gracias Francisco! 

jueves, 21 de septiembre de 2017

¡OTRA FORMA DE MIRAR!

Necesitamos urgentemente otra forma de mirar... a nosotros mismos, a quienes nos rodean, al mundo... Los hechos hablan solos y no son muy alentadores. Silencios innecesarios, baja autoestima, demasiados autocastigos (mensajes negativos, autoexclusiones,...) sueltos por ahí, fuerte dificultad en conectar con uno mismo y lo que nos pasa, con el otro distinto a mí, demasiados enfrentamientos innecesarios, diferentes tipos de violencia (ninguneo, ironía, ¡y hasta física!) en entornos donde lo que se debe esperar es cariño, ternura, acogida o fraternidad.... La causas ya no importan, y probablemente no aporte mucho a la solución. Lo importante es, ¿qué podemos hacer?
El evangelio de hoy ( Mt 9,9-13) es muy inspirador, y sin querer agotar el tema quisiera compartir algunas claves que nos aporten luz, pistas, que nos ayuden a probar otras cosas...
Necesitamos mirar de otra manera, pero para ello hemos de atrevernos a 
1. Dejarnos mirar... dícese de ese acto de confianza, y por tanto, de no querer controlarlo todo, sencillamente dejarse, no más. Cuando nos dejamos mirar nos abrimos a la posibilidad de que todo lo bueno y bello de quien nos mira, entre en contacto con uno mismo, pudiendo aportar una gran fuerza motivadora (ya dice San Pablo, "los fuertes tiren de los débiles"). Pues es precisamente cuando peor estamos y nos sentimos cuando menos nos dejamos mirar, y a la vez, cuando más lo necesitamos. Necesitamos saber que no estamos solos, que somos tenidos en cuenta, que se puede caminar y avanzar en dificultad, que somos aceptados tal y como estamos y somos... Y dejarnos mirar sin ser juzgados, ni encasillados. 
2. Liberarnos de nuestra mirada única... Lo que yo veo, yo opino, yo creo... liberarme de los filtros de mi mirada, mis egos, mis prejuicios y etiquetas, mis razones,... Hemos de hacer consciente y aceptar todo aquello que nos limita fuertemente nuestra mirada, condicionando  lo cotidiano de forma monocromática, donde lo único valido es lo mío, y nos lleva a un rechazo casi compulsivo a lo de fuera... Esta mirada única es realmente peligrosa, pues limita seriamente nuestra empatía, alimenta nuestros miedos, y dificulta la confianza. Aquí nos ayuda harto acercarnos a Jesús de Nazaret, y repasar sus miradas a Mateo (hoy), a Zaqueo, al joven rico, a la adultera, a Nicodemo (¡tienes que nacer de nuevo!), al ladrón junto a la cruz .... De Él podemos aprender a mirar de otra manera, aceptando, soltando lastre, ...
3. Soltar el lastre de nuestros miedos... y atrevernos a quitarlos de encima:
  • El miedo  al fracaso, a no triunfar que me lleva a pensar que si no estoy seguro de que voy  a ganar, prefiero pasar... 
  • El miedo al que dirán, que nos paraliza y no impide intentar cosas... 
  • El miedo a la exclusión, a que nos dejen de lado, a ser rechazados, este es de los más ancestrales y cuesta harto quitarlo, con este hay que esforzarse... 
  • El miedo al compromiso, "y si me miran", " y si me tienen en cuenta", "y si me abrazan...", "y si me perdonan... " entonces, "¿qué hago?" ... 
  • El miedo al ninguneo, "para lo que hago", "para lo que cuentan conmigo", "para lo que se fijan en mi", la queja es su escondite...

Todos estos miedos pueden ser eliminados poco a poco, pero sin descanso (¡bueno!, igual un poco!, para coger aire nuevo) ejercitando la confianza en nosotros mismos y en los demás, aceptando que solo confiamos de verdad, cuando confiamos en quienes nos pueden fallar, pues esa fragilidad está en nuestro ADN, somos limitados, frágiles, .... 
¡Pero eso sí!, sostenidos por un amor incondicional  y gratuito, capaz de ver la belleza que llevamos TODOS dentro. Por eso, donde todos ven en Mateo el recaudador de impuestos, a un indeseable, vendido a los romanos (poder ocupador), Él, Jesús de Nazaret ve a un seguidor, a un discípulo, a uno que puede formar parte del grupo de sus amigos, ... 
Necesitamos recuperar OTRA FORMA DE MIRARNOS, para así poder recuperar esa FRATERNIDAD, tal y como nos invita Jesús cada día, Él lo hace posible, dejemos que el nos enseñe. Gracias y un abrazo fraterno a todos.

miércoles, 12 de julio de 2017

¡NO ESTAMOS SOLOS!

En mis veintisiete años como educador menesiano he ido constatando poco a poco una realidad, que para mi hoy muy evidente. ¡Cuántos jóvenes sufren en silencio! Están a nuestro lado y no nos enteramos. Se piensan que están solos, que no tienen a nadie en quien confiar y poder compartir sus heridas. Además se acostumbran a disimular esperando que nadie pregunte y note su volcán interior.
Muchos se sienten atrapados entre la tristeza que les ata al peso de su pasado que no saben que hacer con él; y sus miedos (irracionales) que les paraliza, adelantando consecuencias que todavía no han pasado. Y así, entre miedos y tristezas (pasado y furturo) uno se encuentra que el presente se le escapa como el agua entre los dedos. 
Superar estas "dolencias interiores" nos abren las puertas a vivir nuestro presente con más sentido y plenitud.
El miedo tiene muchas caras, la duda, la desconfianza, el deseo de huida y desaparecer (¡que nos dejen en paz!),... No dejándonos afrontar el presente con audacia y creatividad. Frente al miedo necesitamos estimular en nosotros la actitud de confianza. Hemos de cultivar la confianza en nosotros mismos, en los demás y en Dios, que nos acoge tal y como somos sin imponernos ningún patrón de perfección. Él nos quiere esféricamente, por todas partes, por la parte bonita, y por nuestras zonas de sombras. Acoger su amor incondicional es una forma de hacer crecer la confianza en la vida. Puesto que yo soy frágil y fallo a quienes están a mi lado, y aún así, soy querido gratuitamente, puedo confiar en quienes me fallan, sin necesidad de escandalizarme por ello. Su Amor nos abre a una confianza gratuita que no pide pruebas, y nos aporta libertad frente a los miedos que nos acechan. Frente a los miedos, confía.
La tristeza tiene una cara desconocida para algunos, que es la rabia. Ambas nos encierran en nuestro pasado sin saber que hacer con él. En tantas ocasiones nos limitamos a guardar y aguantar no más, como si tuviéramos un fondo interminable. Pero la realidad es bien distinta. Tenemos límites, y si no los respetamos acabamos reventando por algún lado inesperado. Nuestro primer acto de conciencia es identificar todo aquello que hacemos cuando estamos tristes y sabemos que no sirve, pues no reduce, ni hace desaparecer la tristeza. ¡Y dejar de hacerlo! 
Frente a la tristeza y la rabia, acepta. Cuando estamos tristes o sentimos rabia la pregunta adecuada sería: ¿Qué tengo que aceptar? La actitud de aceptación nos introduce en nuestro presente, nos permite el derecho de aprender de nuestros errores, acoger nuestro límites y a querernos tal y como somos. En Jesús de Nazaret descubrimos una relaciones de absoluta acogida de la debilidad y fragilidad humana. Su estilo impulsa la aceptación de nuestra propia realidad sin escándalo ni culpabilidad. Es la aceptación incondicional la que impulsa en cada uno de nosotros el deseo de más y mejor. 
La confianza y la aceptación es la que nos enraiza en nuestro presente y nos permite vivir con más sentido y plenitud lo cotidiano. Es precisamente así como descubrimos que no estamos solos, que el buen Dios nos regala en el día a día, personas, experiencias que nos descubren que somos seres habitados por su Amor. 
Acojamos la llamada cotidiana de acompañar, de hacernos hermanos de quienes menos lo esperan y más lo necesitan, de cultivar esas relaciones que sean sanadoras y fomenten la aceptación y confianza  a todos los que comparten camino con nosotros. Gracias y buena semana.

domingo, 21 de junio de 2015

EN TIEMPOS DIFÍCILES...


Cuando las cosas vienen mal dadas, cuando el viento no sopla a favor, cuando las seguridades, los privilegios o la simple tranquilidad desaparecen... Surge en nosotros, como león rampante, el miedo y la desconfianza. La queja, el reproche, los individualismos, forman parte de las respuestas, tan frecuentes como ineficaces, que ponemos sobre la mesa. 
En tiempos difíciles, lo que más necesitamos es estimular entre nosotros la confianza , la creatividad y la valentía de ir más allá. Ser capaces de cruzar a la otra orilla en pleno atardecer, justo cuando la oscuridad se cierne sobre nosotros, y a pesar, de que  las cosas no estén nada claras, saber de Quien nos fiamos.

¿Porqué tener miedo?¿De qué tener miedo? En tiempos difíciles, y aunque sea en medio de la noche, aceptemos esa invitación de Jesús,  y vayamos a la otra orilla, a lo desconocido, más allá de nuestras seguridades, de lo aprendido, del siempre se hizo así, de viejos privilegios que nos paralizan, y lancémonos confiados. Él está en la barca, con nosotros, aunque estemos "empanados", y no nos enteremos. En eso consiste confiar, dar ese paso cuando no lo vemos claro.

En tiempos recios, podemos encerrarnos en los cuarteles de invierno, escondernos, o blindar la casa, pero ¿acaso eso nos ayudará a buscar y encontrar respuestas? ¿a descubrir la novedad?
Podemos dejar atraparnos por el miedo, y pasarnos la vida adelantando consecuencias de cosas que todavía no han pasado; o podemos vivir el presente con esa confianza que nos permita ir más allá, buscar y acoger la novedad, que el buen Padre Dios nos regala cada día. ¿Acaso no va con nosotros en la barca? (Mc 4,34-35).

domingo, 19 de abril de 2015

¿POR QUÉ TENER MIEDO?

El miedo nos empequeñece, reduce nuestras expectativas, adelanta consecuencias que todavía no han sucedido... Y lo más importante nos impide percibir nuestro presente como una oportunidad, como una ocasión de crecimiento, y descubrir ese potencial con el que contamos... 
Entonces, ¿por qué tener miedo?... Estamos llamados a brillar y hacer brillar a quienes están a nuestro lado, a desplegar todo nuestro potencial, y a reconocer a quienes  un día supieron despertar en nosotros el deseo de más, de plenitud.
El agradecimiento hacia quienes un día nos hicieron salir de nuestras cuatro paredes ruinosas, hacia quienes despertaron nuestro hambre de más, alentándonos a buscar, hacia quienes nos acompañaron y nos ayudaron a ver más allá de dudas y fragilidades, hacia quienes nos mostraron que una vida compartida y repartida nos aporta un horizonte cargado de sentido, hacia quienes despertaron la confianza en uno mismo, en mundo que nos rodea y en ese buen Dios que nos habita... Este agradecimiento se convierte en el mejor antídoto y medicina que nos permite sacudirnos todos nuestros miedos.
¡No tengamos miedo!, estamos llamados a más, a mucho más. De este agradecimiento surja en nosotros el deseo de aportar, de entregarnos a quienes hoy son empequeñecidos y ninguneados. Hacia quienes hoy son olvidados, y necesitan más que nunca ese gesto y palabra oportuna, que les hagan sentirse vivos, muy vivos. ¡Feliz Pascua!

martes, 21 de mayo de 2013

¡EN POSITIVO!

Toda una propuesta a trabajarse en positivo, superando miedos y desplegar nuestro proyecto vital. Una opción liberadora de barreras, que nos hace mirar al frente, y lanzarnos a construir día a día y hacer realidad nuestros sueños.
Como educadores tenemos la oportunidad y la responsabilidad de alentar y acompañar una mirada así a nuestros alumnos. ¡Hermosa tarea! Gracias.

jueves, 10 de enero de 2013

SOÑAR, VENCIENDO AL MIEDO...

Mi amiga Elena, me ha regalado, ya de mañana, este vídeo que comparto con todos /as vosotros/as. Me recuerda la necesidad que tenemos los seres humanos de reconocer que nuestros miedos tienen mucho de irracionales, que no hacen más que bloquearnos y adelantar consecuencias negativas, que desconocemos porque aún no han acontecido.
¿Nos atrevemos a soñar?, es esa invitación a la creatividad, a la ampliación de nuestros horizontes, a vivir desde esa libertad de pensamiento que despliegue todo nuestro potencial, ¡ánimo! y disfrutad del vídeo.