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miércoles, 18 de junio de 2014

CUANDO AMAR DUELE...

No importa la edad, ni el currículum, ni siquiera la chequera... Hay experiencias, que nos recuerdan que amar, en ocasiones, es un camino angosto y difícil de transitar. Una decepción, pues no era lo que esperaba, un engaño habilidoso, una amistad no correspondida, un fracaso aparente, un rechazo desagradable, una traición secreta, o esa zancadilla, que no acompaña nuestra caída,... Son todas ellas experiencias de un amor amenazado, donde descubrimos que amar duele.
Conviene recordarnos que más allá de las respuestas convencionales (el rechazo, la venganza, la negación, el disimulo, o la dureza de la desconfianza,...), también podemos amar. Amar con dudas, con fragilidad, confiando en la adversidad, se convierte en un acto altamente humanizador, capaz de dar la vuelta a la tortilla y evidenciar que hay gestos que hacen las cosas nuevas. Ser perfectos en el amor, requiere moverse cómodamente en la imperfección propia y ajena. Conscientes que amar de verdad, nunca pide, solo ofrece desde la gratuidad. No importa lo torpes que seamos, ni las veces que tropecemos. Lo que realmente importante es renovar día a día  esa pasión, que nos permita que nuestro último gesto o palabra sepa a más amor.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

MESA COMPARTIDA

Celebrando la Fiesta del Cordero
¿A quién invitamos a nuestras mesas? Todavía hoy mantenemos viva esa tradición tan mediterránea de celebrar las cosas que nos importan entorno a una mesa. Cuidamos el menú, la preparación de la mesa y elegimos bien a quien invitamos. Todo tan bien preparado que dejamos poco espacio a la improvisación, curiosa rendija por donde se nos cuela esa llamada a la gratuidad. Un comensal inesperado, un contratiempo inoportuno, pueden convertirse en esa ocasión necesaria.
Jesús nos invita a otra mesa compartida, más espontánea, más universal, más fraterna, y mucho más humanizadora. Nos invita a descentrarnos y abrir la puerta de nuestras casas y comunidades a la gratuidad. De forma que nuestras mesas se puedan sentar desconocidos, desheredados, olvidados o ninguneados. Pienso en ese anónimo caballero que pide en la puerta del supermercado todas las mañanas, que no solo pide para comer, también necesita espacio para estar, conversación para sentirse escuchado, y ... 
Mesa compartida quienes desde el anonimato apoyan a los desahuciados ofreciendo lo poco que tienen, pero que compartido sabe mejor. Es así como hacemos real el abrazo del Padre, foto del reino, la fraternidad universal. Y solo es posible desde la gratuidad. Gracias y ¡ánimo!

sábado, 21 de septiembre de 2013

CONTIGO TAMBIÉN...

Cada vez veo más urgente la necesidad de formatear nuestra mirada. No sé si será por miedo, comodidad, o simplemente por superficialidad, pero tendemos a quedarnos  con nuestra visión de la jugada, con nuestra manera "de ver" (¡pobre de nosotros!) las cosas, sin dejarnos cuestionar más...
Se nos olvida que otra mirada es posible, que donde la mayoría vemos a un indeseable, desgraciado, o caradura (por ser finos), Dios ve primeramente a un hijo/a, con todo un potencial de amor y toda una debilidad que socorrer y perdonar.
¿Lo han experimentado alguna vez?

Aunque no seas perfecto.
Aunque te equivoques.
Aunque digas tacos.
Aunque hayas abandonado mil veces.
Aunque te refugies en el engaño.
Aunque te vendas al mejor postor.
Aunque tu vida haga aguas por todas partes, como el Titánic.
Aunque escondas la vergüenza, de no amar mejor.
Aunque no aproveches todas tus oportunidades.
Aunque te dejes llevar...
He de recordarte:
Que contigo también cuento y te necesito.
Que contigo también quiero andar camino y compartir mesa.
Que contigo también quiero entablar amistad y crear lazos, ¡que no nudos!.
Que contigo también quiero aprender amar,
          de forma irracional,
          con una pasión como la tuya,
          con esa forma de mirar, que siempre ve más allá.
 CONTIGO TAMBIÉN...

Así es nuestro Dios, y solo una experiencia de este estilo nos coloca en posición de ofrecer lo mejor de cada uno y compartir mesa con quien más lo necesite, sin importarnos expedientes, deudas, apariencias, ... Dios no se conforma con echar vistazos, Él mira más allá. Gracias

lunes, 5 de noviembre de 2012

¡A FONDO PERDIDO!

La escuela de los pequeños, de los que ofrecen sin calcular, de los que miran sin juzgar, de los que acompañan sin preguntar... 
Amar a fondo perdido nos devuelve al horizonte de gratuidad, que dispersa la niebla de la sospecha y nos desprende de las máscaras de nuestros intereses. 
A fondo perdido nos recuerda que todos alguna vez hemos necesitado en nuestra vida de esa gratuidad, donde hubo quienes fueron capaces de mirar más allá de nuestros actos, o de nuestras palabras, y acompañaron nuestra impaciencia, perdonaron nuestro desprecio, o sencillamente curaron nuestras heridas... Y eso solo se puede hacer a fondo perdido...
Fue un tal Jesús de Nazaret el fundador de esta escuela, la escuela de los humildes. Y se prepara para el éxito, pero un éxito radical que es capaz de ir a la raíz de las personas. En esta escuela lo único importante es sembrar, el resto vendrá por añadidura.
Hablamos de una auténtica innovación de la propuesta, ¡a fondo perdido! Experimentar que un gesto de amor no tiene una respuesta igual ni proporcional medida. Pudiera ser, mas no siempre es así. Aceptar que ese esfuerzo, ese tiempo o ese detalle de amor queda sembrado  y no depende de ti que dé o no fruto, es uno de los aprendizajes vitales importantes. Es en ese preciso momento, cuando podemos empezar a reconocer esas vidas entregadas que nos rodean y que han sabido acoger esa llamada cotidiana a vivir a fondo perdido. Son precisamente estas personas las nos recuerdan que las cosas pueden ser de otra manera, ¡a fondo perdido!, sin calcular costes, sin vivir de apariencias, sin querer cubrir expectativas,   sencillamente a fondo perdido. Gracias.