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viernes, 9 de septiembre de 2016

SUFRIMOS DE INCONTINENCIA...

Nos resulta muy fácil hablar mal de quien no está presente, incluso si es un amigo, familiar o compañero. Alimentado y estimulado por los innumerables programas de cotilleo, parece que estamos dotados de un láser especial para detectar defecto y errores que aireamos sin discreción alguna, y en ocasiones los utilizamos como armas arrojadizas.
Es curioso, que a la vez, vamos desarrollando una intolerancia seria a la autocrítica y a la crítica constructiva de unos padres preocupados o unos amigos sinceros (que pronto dejan de serlo).
¡Qué fácil  ver la paja en ojo ajeno y no ver la viga que llevamos encima!, nos recuerda el evangelio de hoy. 
Necesitamos un mayor nivel de autoconocimiento personal, ser capaces de dedicarnos más tiempo, prestar más atención a nuestro interior. Un camino para aprender a mirar con más amabilidad nuestras debilidades y errores. La experiencia de la misericordia nos permite adquirir una nueva visión de nosotros mismos y de los demás más condescendiente y gratuita.
Esta misericordia es el mejor antídoto a la verborrea criticona de los cotilleos y a la incapacidad de esa sana autocrítica. No somos perfectos, ¡lo siento!. Cometemos errores, y en ocasiones graves. 
Cuando los reconocemos y los aceptamos se nos abren las puertas de la responsabilidad, que nos descubre las consecuencias;la del autoconocimiento que nos hace descubrir nuestros límites; y la del perdón de quienes hacemos sufrir, en ocasiones sin querer. 

lunes, 29 de septiembre de 2014

A FUEGO LENTO...

Como las cosas realmente importantes, sin prisas, con esa paciencia de madre, que sabe esperar el momento oportuno, es como vamos tejiendo esa ternura de Dios. 
En esto, las prisas, no ayudan. Más bien hay que invocar a esa paciencia de quien reconoce su propia fragilidad, y sabe que toda herida necesita su tiempo para cicatrizar. Posiblemente nos venga bien entrenarnos en ese deporte, a veces olvidado, de la "projimidad", donde aprendemos ese raro arte de respetar espacios, y a la vez, sabernos acercar a quienes más nos necesitan. Una extraña combinación que nos permite expresar con claridad, sé como estás, y tú me importas. Existen programas intensivos que debidamente combinados puede hacer de nosotros, auténticos agentes de ternura allá por donde pasemos... De esto ya saben mucho los jóvenes con los que compartimos este fin de semana en la EPJ2014. Así pues, pongámonos las pilas, y lancémonos a esa formación permanente que nos abra a la Ternura a fuego lento...

Curso rápido de antenista. Porque en ocasiones se nos escapan las cosas, ¡vamos!,  que no nos enteramos de nada. Es necesario estimular una escucha atenta, desplegar bien las antenas, y si hace falta, para quienes seamos más duros, poner algún suplemento, que nos permita prestar atención y conectar con quienes compartimos camino y acompañamos. Un curso que nos ayude a orientar bien la antena, sabiendo a qué prestar atención y que entrene nuestro tacto. Este curso puede hacernos comprender la diferentes conexiones posibles, y dominar los sistemas de reseteo y limpieza, como el perdón.
Curso de cocina fusión, donde unimos lo tradicional recogiendo las buenas costumbres, como lo de ponerse el delantal, ejercitar la paciencia del fuego lento, con el deseo de ir más allá y conocer nuevos sabores, mezclas inesperadas, espacios creativos,... que hagan de nuestras propuestas algo nutritivo y provocador a la vez. Lo esencial y la apertura van dados de la mano y son imprescindibles. Haciendo posible la combinación de elementos como el perdón con la herida, la fraternidad con la diversidad, la paz con la lucha, o la interioridad con el encuentro... 
Curso de jardinería de interior. Pues somos conscientes que esto de la ternura requiere tacto y cierta sensibilidad. No vale actuar a bulto, ni siquiera moverse de oídas. Este curso nos pone en conocimiento de las diversas plantas y sus fragilidades, estimulando en nosotros la atención y la delicadeza. Así como de los cuidados a dispensar: con que aguas regar (¡solo el agua viva! por favor, de la que apaga la sed), que minerales usar para fortalecer (la acogida, la cercanía,...) y sus sistemas de riego, que si goteo o a chorro, o más bien regadera o aspersor...También conviene tener en cuenta la exposición a la luz (de la coherencia de testigos, debilidades propias,dudas necesarias , esperanza alentadora, o esa Palabra cargada de sentido,...) que necesitan.

No nos vamos a engañar, estos cursos no son  fáciles, pero están al alcance de quien quiera humanizar, de quien desee en su interior un poco más de ternura a su alrededor, de quien quiera ser testigo de bondad de Dios que nos habita. Y en caso de duda, tenemos en quien fijarnos, maestro de maestros, ese especialista de ternura, Jesús de Nazaret. ¡Ánimo!

martes, 29 de julio de 2014

NO TE PIERDAS SU ABRAZO

Aunque a veces nos sintamos lejos,
aunque en ocasiones estemos desorientados,
aunque la vida nos pese más de la cuenta,
incluso, aunque nos cueste perdonarnos errores,...

No temas, 
Él nos quiere dar su abrazo.

Aunque con frecuencia nos conformemos con las migajas de la vida,
aunque nos hagamos los tontos mirando a otro lado,
aunque se me hinche la vena racionalista y
me cierre a la sorpresa de su amor...

No temas,
Él sigue queriéndonos dar su abrazo.

Pues nadie como nuestro buen Padre Dios
     acoge nuestra debilidad,
     calma nuestras heridas,
     y nos acompaña en nuestros fracasos.

Así pues,
no te pierdas su abrazo,
que nos hace más humanos y  más hermanos.

domingo, 15 de septiembre de 2013

¿QUIENES SOMOS LOS PERDIDOS?

No hay cosa peor que un ciego guíe a otro ciego,... desorientados, olvidados, ninguneados, encerrados en sí mismos, absorbidos o atrapados,... Me parece atrevido hablar de "los perdidos", como si fueran "los otros". Hay muchos tipos de "perdidos", los hay más conscientes de su situación, y quienes caminan por la vida sin rumbo fijo, sin saber que quieren de sus huesos, viviendo el momento sin más, ¡muy perdidos!...
Por si esto fuera poco, también habrá que reconocer que en ocasiones, hacemos o dejamos de hacer cosas, que provocan que otros se pierdan, se desorienten o sean olvidados...
Solo encuentra el que quiere... ¡Así es!, o bien el que quiere encontrar realmente lo perdido, destinando tiempo, esfuerzos y creatividad en ello, o afinando más,  quien ama realmente lo perdido. Esta es para mí la gran lección de Jesús de Nazaret a la que estamos llamados, su amor, su cercanía y acogida hacia quienes estaban perdidos,desorientados, olvidados,  y ninguneados por la sociedad de su tiempo. 
Hoy son muchos, quienes se pueden sumar a este grupo, muchos quienes necesitan un estilo distinto, nuevos espacios de relación, y experimentar lo gratuito e incondicional, como la mejor alivio para afrontar sus vidas con esperanza.
Comparto con vosotros tres claves desde la que podemos humanizar más, tres actitudes que nos acerquen a quienes antes colocábamos lejos, pues no queríamos saber nada de ellos.
1. Una actitud buscadora, esa inquietud por ser honestos con nosotros mismos, e identificar a quienes metemos en nuestro círculo, y a quienes sacamos de él o no dejamos entrar. Solo quien quiere encontrar lo consigue.
2. La apertura, que nos haga romper prejuicios, superar nuestras etiquetas y reiniciar relaciones más humanas, cargadas de respeto y estima, que nos permitan conocer a la persona tal y como es, amado profundamente por Dios. 
3. La acogida, haciéndoles partícipes de mi vida y cultivando esos gestos, que les ayuden a descubrir que forman parte y son tenidos en cuenta: el diálogo, la escucha atenta, el perdón ofrecido o pedido, el abrazo, una mirada atenta, ...
¿Quienes somos los perdidos?... Una invitación a hacernos amigos de quienes más nos necesitan, de aprender a tejer lazos más humanos e ir más allá de nuestras pobres seguridades. Feliz semana y gracias.

viernes, 7 de junio de 2013

A TU LADO...


Es el resultado de una opción inequívoca por acompañar a quienes nos necesitan, y están cerca de nosotros. Una invitación a lazar una mirada más profunda a nuestro entorno  y recobrar esa sensibilidad por los más débiles y olvidados. Esos son los favoritos de un Dios, que en Jesús da a conocer sus preferencias. 
Podemos sentirnos perdidos, desorientados, desbordados,o quizá enredados en mil marañas... ¡No importa!, Yo salgo a buscarte, cuenta conmigo, quiero caminar a tu lado, ... ¡No te rindas!
Las entrañas de misericordia se traducen  una triple apuesta a la que todos estamos llamados a participar:

1. Por levantar puentes. Cuando reducimos distancias entre las personas con las que compartimos tantas historias cotidianas. Cuando afrontamos los conflictos con la transparencia de quien se sabe querido. Cuando apostamos por cultivar esas relaciones que hacen posible al otro descubrirse aceptado de forma incondicional. Una apuesta que tiene un sentido esencialmente cooperativo, donde somos conscientes que esta aventura siempre necesitamos del otro.
2. Por mirar el mundo que nos rodea con pasión. Cuando nos sentimos parte de esta aldea global. Cuando no renunciamos a aportar lo mejor de cada uno por mejorar nuestro entorno. Cuando somos conscientes de las heridas profundas, que amenazan nuestro mundo. Cuando dejamos que nuestros pies y manos acompañen a nuestro corazón. Cuando nos atrevemos a soñar otro futuro posible, especialmente para los desheredados y ninguneados.
3. Por la acogida incondicional, que hace nos recuerda que no hay lugar donde Dios no esté presente. Cuando aprendemos a empezar de cero con quienes caminan con nosotros. Cuando, conscientes de nuestra propia fragilidad, aceptamos la debilidad ajena, dejando que aprenda de sus errores. Cuando elogiamos más que criticamos. Cuando renunciamos a afincarnos en la queja permanente y aprendemos a ver la botella medio llena. Cuando por fin asumimos que podemos confiar en el otro, sin pedir garantías y sin preocuparme si va fallar...

Quiero estar a tu lado, sobretodo cuando el desconcierto y las heridas no te dejan caminar, así es Dios. ¡Estamos de suerte!
A nosotros nos queda aprender, y estar dispuestos a adentrarnos en las arenas movedizas  de los alejados, los perdidos, los desorientados, ... Sabiendo que son ellos precisamente los favoritos de Dios.
Salgamos al camino, acompañemos a quienes se sienten solos, alentemos a los desanimados, ofrezcamos espacios de encuentro en los que nos podamos descubrir valorados, queridos y aceptados tal como somos. Gracias.