Mostrando entradas con la etiqueta SUPERACIÓN. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta SUPERACIÓN. Mostrar todas las entradas

miércoles, 12 de julio de 2017

¡NO ESTAMOS SOLOS!

En mis veintisiete años como educador menesiano he ido constatando poco a poco una realidad, que para mi hoy muy evidente. ¡Cuántos jóvenes sufren en silencio! Están a nuestro lado y no nos enteramos. Se piensan que están solos, que no tienen a nadie en quien confiar y poder compartir sus heridas. Además se acostumbran a disimular esperando que nadie pregunte y note su volcán interior.
Muchos se sienten atrapados entre la tristeza que les ata al peso de su pasado que no saben que hacer con él; y sus miedos (irracionales) que les paraliza, adelantando consecuencias que todavía no han pasado. Y así, entre miedos y tristezas (pasado y furturo) uno se encuentra que el presente se le escapa como el agua entre los dedos. 
Superar estas "dolencias interiores" nos abren las puertas a vivir nuestro presente con más sentido y plenitud.
El miedo tiene muchas caras, la duda, la desconfianza, el deseo de huida y desaparecer (¡que nos dejen en paz!),... No dejándonos afrontar el presente con audacia y creatividad. Frente al miedo necesitamos estimular en nosotros la actitud de confianza. Hemos de cultivar la confianza en nosotros mismos, en los demás y en Dios, que nos acoge tal y como somos sin imponernos ningún patrón de perfección. Él nos quiere esféricamente, por todas partes, por la parte bonita, y por nuestras zonas de sombras. Acoger su amor incondicional es una forma de hacer crecer la confianza en la vida. Puesto que yo soy frágil y fallo a quienes están a mi lado, y aún así, soy querido gratuitamente, puedo confiar en quienes me fallan, sin necesidad de escandalizarme por ello. Su Amor nos abre a una confianza gratuita que no pide pruebas, y nos aporta libertad frente a los miedos que nos acechan. Frente a los miedos, confía.
La tristeza tiene una cara desconocida para algunos, que es la rabia. Ambas nos encierran en nuestro pasado sin saber que hacer con él. En tantas ocasiones nos limitamos a guardar y aguantar no más, como si tuviéramos un fondo interminable. Pero la realidad es bien distinta. Tenemos límites, y si no los respetamos acabamos reventando por algún lado inesperado. Nuestro primer acto de conciencia es identificar todo aquello que hacemos cuando estamos tristes y sabemos que no sirve, pues no reduce, ni hace desaparecer la tristeza. ¡Y dejar de hacerlo! 
Frente a la tristeza y la rabia, acepta. Cuando estamos tristes o sentimos rabia la pregunta adecuada sería: ¿Qué tengo que aceptar? La actitud de aceptación nos introduce en nuestro presente, nos permite el derecho de aprender de nuestros errores, acoger nuestro límites y a querernos tal y como somos. En Jesús de Nazaret descubrimos una relaciones de absoluta acogida de la debilidad y fragilidad humana. Su estilo impulsa la aceptación de nuestra propia realidad sin escándalo ni culpabilidad. Es la aceptación incondicional la que impulsa en cada uno de nosotros el deseo de más y mejor. 
La confianza y la aceptación es la que nos enraiza en nuestro presente y nos permite vivir con más sentido y plenitud lo cotidiano. Es precisamente así como descubrimos que no estamos solos, que el buen Dios nos regala en el día a día, personas, experiencias que nos descubren que somos seres habitados por su Amor. 
Acojamos la llamada cotidiana de acompañar, de hacernos hermanos de quienes menos lo esperan y más lo necesitan, de cultivar esas relaciones que sean sanadoras y fomenten la aceptación y confianza  a todos los que comparten camino con nosotros. Gracias y buena semana.

lunes, 24 de octubre de 2016

¡AQUÍ Y AHORA!

En tantas ocasiones nos vemos atrapados entre la tristeza o rabia y el miedo de una manera tonta, sintiéndonos atrapados en una rutina que nos empequeñece.
Una tristeza (y su otra cara la Rabia) que nos hace mirar a nuestro pasado con impotencia y resentimiento dificultándonos aprender de nuestros errores. Y un miedo que nos impulsa a adelantar las consecuencias de sucesos  que todavía no han pasado. Y ambas, nos hacen vivir encogidos e incapacitados para vivir con intensidad y profundidad nuestro presente, "nuestro aquí y ahora".
Esta dinámica interior nos pone muy difícil interpretar lo que nos rodea, pues no nos deja estar donde más necesitamos estar, enraizados en nuestro presente. Para vivir con intensidad y de forma más liberadora compartir alguna clave que nos puede ayudar.
1. Acepta. Tenemos diferentes formas de enfrentarnos a aquello que no nos gusta de nuestro pasado, aunque sea reciente. Lo negamos, haciéndonos los tontos como si no hubiese pasado. Acumulamos y lo guardamos en nuestro "cofre" particular, que acaba convirtiéndose en una olla exprés,... Pero también podemos aceptar, y mirar con más condescendencia nuestra historia personal, aprendiendo de nuestros errores y asumiendo la responsabilidad de nuestros actos y sus consecuencias. Este ejercicio, no siempre fácil pero es profundamente liberador. No se trata de un conformismo simplón, sino acoger la propia realidad con todas sus aristas y aprender a perdonarnos a nosotros mismos. Es esto lo que nos lleva a experimentar el perdón de Dios.  Esta paz de la aceptación es la que nos impulsa a asumir la responsabilidad de nuestros actos y nos enraíza en el presenta, impulsándonos  a tomar iniciativas que profundamente renovadoras. Todo este proceso no es automático, necesita su tiempo, y darnos tiempo es un signo de respeto a nosotros mismos.
2. Confía. El miedo nos paraliza y nos mete en vena la desconfianza. Nos lanza mensajes internos negativos que dificulta seriamente intentar nuevas cosas. Hemos de dejar de adelantar consecuencias de sucesos que todavía no han pasado, y la mejor forma es estimular en nosotros la confianza en uno mismo y en los demás. ¿Cómo? Acogiendo nuestra fragilidad con normalidad, reconociendo que no estamos solos (Dios nunca da la espalda al ser humano), sabiendo pedir ayuda y cultivando unas relaciones gratuitas y recíprocas, de igual a igual. Cuando aprendemos a recibir y a dar, cuando contemplamos y nos admiramos de lo que nos rodea, educamos nuestra confianza... Y el signo más claro es que nos descubrimos como seres básicamente amados, y se despierta en nosotros el agradecimiento. Esto también nos enraíza en el presente.
"Aquí y ahora", no recuerda  que podemos superar tristezas y miedos viviendo con profundidad y atención nuestro presente. Ánimo y gracias.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

¡LEVÁNTATE!

No siempre es fácil andar el camino, superar los baches y cansancios, sortear  las trampas, propias y ajenas,... Pero Él, siempre nos anima, nos dice: "levántate"


jueves, 10 de abril de 2014

PIES DE BARRO, NUESTRA PROPIA FRAGILIDAD...

Porque nos pertenece, es algo muy nuestro,... Habla de nuestros miedos y bloqueos, de nuestros conflictos y huidas, de nuestras incoherencias y errores... Es importante recordarnos, que no es obligatorio imponernos el ideal de la perfección, ni siquiera de la obligación de quedar bien. 
En este final del tiempo de cuaresma, puede ser una buena ocasión para reconciliarnos con nuestra propia fragilidad con realismo y ternura. Una forma más de prepararnos a celebrar la Pascua. 
Quien acepta con valentía su propia fragilidad, se abre la puerta a aprender de ella. 
Hay quienes se dejan arrastrar por su propio fracaso e incoherencias precipicio abajo como buscando compensar el error, cuando con lo único que se encuentran es con la desorientación más absoluta. 
También los hay que prefieren ocultar su propia fragilidad, viviendo en esa apariencia artificial, reconocida por todo hijo de vecino. Pero como preferimos "antes muertos que sencillos", optamos por la versión "doble vida", que en el fondo acaba siendo media vida... o mejor  "!aquí no hay quien viva!"...
En este tiempo de Pascua nos encontramos con el personaje sorprendente de Pedro, que viviendo su experiencia más absoluta de fracaso, expresado en el rechazo a su mejor amigo, un tal Jesús de Nazaret, es capaz de recomponer su vida y salir adelante. En Pedro podemos encontrar las claves para acoger la propia fragilidad, y aprender a caminar con ella.
1. Acepta. Se trata asumir la propia responsabilidad de nuestros actos, y de las consecuencias de los mismos. Trago amargo donde los haya, pero forma parte se sentir los pies en el suelo y reconocer que no todo da igual. Reconocer que nuestras torpezas, negligencias o traiciones, tienen consecuencias, y en ocasiones nefastas, incluso aunque no sean buscadas. Aceptar esto implica reconocer y asumir la responsabilidad de nuestros actos, incluso cuando ya no queda nada por hacer. Quizá solo llorar, o pedir perdón.
2. Confía. Pedro supo hacer memoria de su amigo Jesús. De sus miles de gestos e historias compartidas, que hablan de una misericordia que no tiene límites. Supo recordar que no hay mayor acto de fe en el amor de Dios, que perdonarse a uno mismo, y lo profundamente liberador que resulta.
3. Aprende de su propia fragilidad. Como una forma de verse con más profundidad, donde uno experimenta sus propios límites, su fronteras no deseadas, y sin embargo ya experimentadas... Es esa sabiduría humilde que nos lleva a devolver al mundo una mirada generosa a la debilidad ajena. Esta experiencia nos abre a puerta grande a ser portadores de esa misericordia, de la que un día necesitamos, a sabiendas de que en cualquier otro momento, volveremos a necesitar, pues sabemos que tenemos pies de barro.

domingo, 6 de abril de 2014

SALIENDO DE NUESTRAS OSCURIDADES...

Todos tenemos las nuestras. Enfados no olvidados, heridas mal curadas, mentiras mantenidas, perdones no ofrecidos, ¡y un sin fin de menudencias más! ... Todos tenemos algo de "Lázaros", que nos sumerge en nuestras penumbras, y nos impide sacar todo lo bueno que llevamos dentro. Es importante recordarnos en estas ocasiones, que necesitamos ser rescatados, como Jane de Kinkong o la princesa del villano,... Es bueno saber, que se puede salir de nuestra propia oscuridad, y encontrarnos con la mejor versión de nosotros mismos, la que despierta el amor en cada uno de nosotros.
Es realista pensar, que este camino no lo puede recorrer uno solo, que necesitamos ayuda. Y, aunque es precisamente en estos momentos donde más torpes somos en esta habilidad (y como dice la canción "antes muertos que sencillos"), debemos insistir para quitarnos de encima esa "losas de piedra" que nos aprisionan y no nos dejan salir de nuestros escondites de invierno. El miedo, los prejuicios, la desconfianza, el rencor, ... son esos malos consejeros que nos arrinconan y nos empequeñecen, haciéndonos imposible el reto de salir de nuestras oscuridades.
Pero también es realista recordarnos esa espiral del amor que nos abre al otro, que nos descentra de nuestras neuras, y nos lleva a ser protagonistas de esos gestos sencillos cargados de humanidad. Es esta dinámica, la que nos inspira la confianza necesaria en nosotros mismos y en nuestros semejantes, y la que, casi sin darnos cuenta, nos encontramos dando vida a quienes tenemos a nuestro alrededor. Es así como descubrimos la mejor versión de nosotros mismos, una vida en plenitud, la que sabe ofrecerse a quienes más nos necesitan. ¡Feliz comienzo de semana!

lunes, 3 de febrero de 2014

ABRIENDO ESPACIOS...

A la novedad, que es alternativa a las múltiples formas de violencia que ejercemos y que son el pan nuestro de cada día. Manipulación, engaño, agresiones, abuso, lucro, rechazo, ... ¡son legión, ¡sin duda!, y parece que mientras sirvan a nuestros intereses nos apuntamos a cualquiera de sus versiones. Cierto que las hay más "discretas y de guante blanco", pero no dejan de ser violencia que hiere y hace daño. 
Todas las múltiples caras de esa violencia, que se nos cuela en la vida y de la que no es nada fácil escapar, son las principales amenazas  al bien común.
La buena noticia en medio de este caos, es que podemos dejar espacio a la novedad de un tal Jesús de Nazaret, atrevimiento, cercanía, acogida, compasión, misericordia, tacto y ese cariño sanador de tantos males que nos aprietan. No tenemos obligación a encadenarnos a ellos, y podemos dejar espacio a esos gestos y palabras de Jesús, que nos abre horizontes nuevos y nos ofrecer sentido a lo que hacemos cada día. Una presencia así en nuestra vida nos ayuda a descubrirnos amados por un Dios, que solo tiene un sueño, ¡que el hombre viva en plenitud!
¡Qué difícil es dejar aquello que nos hace sentirnos ganadores aunque sea a costa de otros, e incluso nos autodestruya! Y así, nos encontramos con un actor de éxito que muere en su bañera con una sobredósis. Pero tenemos a Quien quisiera desembarcar en nuestra vida con una palabra alentadora, no estamos solos. ¡Buena semana y gracias!

sábado, 30 de noviembre de 2013

MÁS ALLÁ DE LA OSCURIDAD, ¡LA LUZ!

Tenemos momentos en la vida donde andamos dando tumbos de acá para allá, confundidos, despistados, sin saber muy bien por donde nos da el aire, sin saber muy bien qué hacer, o si hay algo que hacer... En esos momentos podemos caer en la trampa de pensar que no hay salida, lo cual nos aporta esa dosis de agobio e impotencia totalmente innecesaria, que nos ofusca todavía más, metiéndonos en una espiral interminable... ¡No vemos nada claro! y nos sentimos perdidos.
¿Podemos hacer algo? Pues sí, no estamos condenados a nuestros fracasos ni a nuestros errores. Atendiendo la llamada del evangelio de hoy, "Tened cuidado no se os embote la mente" (Lc 21,34), podemos descubrir que el ser humano es capaz de establecer una estrategia que nos haga salir de nuestros bloqueos. Ahí va mi propuesta:
1. Necesitamos tiempo y espacio para reflexionar, para pensar en uno mismo, en quienes comparten con nosotros camino... En esos momentos hemos de aprender a parar. Buscar ese lugar que nos permita conectar con nuestro interior, con todo lo bueno que llevamos dentro. Ese tiempo que nos ayude a recuperar las conexiones, las personas que nos quieren, las experiencias que nos aportan, y ser capaces de ver más allá de nuestros errores y fracasos.
2. Déjate acompañar. En esos momentos críticos no necesitamos consejos, ni sermones, ... necesitamos que nos escuchen, que nos hagan ver más allá de la niebla espesa, y sentir ese apoyo que nos haga capaces de redoblar esfuerzos y estimular la creatividad. Por eso necesitamos quien nos acompañe, no tenemos porque hacerlo solos... 
3. Sonríe, aunque en ocasiones sea forzado, ¡no importa!, sonríe por favor. Porque mejora el pronóstico de éxito en las soluciones, porque mejora nuestras defensas de nuestro cuerpo (demostrado por neurocirujanos de renombre), porque nos ayuda a pensar en positivo,... Ríe por favor todo lo que puedas, solo y acompañado, una comedia, un escena de Tricicle, un chiste agudo, ... No encontraremos mejor antídoto que una buena carcajada...
4.Cuida tus relaciones personales. Teje lazos sinceros y honestos. Comunícate de forma asertiva, compartiendo tus sentimientos, que no es otra cosa que expresar como te afectan las cosas... Pide perdón y perdona, no hay mayor acto de liberación, pues no hay nadie perfecto, y además, de los errores aprendemos... (truco:¡solo quienes los aceptan!) Esto nos hace más humanos y comprender más lo humano.
No es fácil mantenerse en pie en medio de la dificultad... Pero es posible, se puede. Y cuanto más se entrena, más capaces. Así pues, ánimo a quienes se puedan sentir perdidos, pues si estamos despiertos y atentos a nosotros mismos y a lo que nos rodea, llegaremos al final del túnel. Gracias.

sábado, 26 de octubre de 2013

SUPERANDO LA TORPEZA

¿Qué nos convierte en personas torpes? ¿Qué nos impide o dificulta pillar o entender aquello que nos pasa? ¿Qué nos pasa que en tantas ocasiones no lo vemos venir, cuando todos los demás lo llevan viendo venir?
Atendiendo a lo cotidiano me vienen tres experiencias que reducen nuestra capacidad de percibir e interpretar la realidad, limitando nuestra capacidad de respuesta y creatividad.
El miedo, arma secreta en tiempo de crisis. Cuando en medio de la tormenta el miedo invoca a todos los males que quedan por venir y logra paralizar toda nuestra iniciativa. Hemos de recordar que el miedo es irracional, lo sentimos, pero solo adelanta consecuencias que todavía no ha pasado, secuestrando nuestro presente e impidiendo que nuestra iniciativa se ponga en marcha. El miedo nos puede lleva a pensar que no existe solución posible, que no puedo aportar nada, o sencillamente, preguntarnos ¿para qué hacer algo?, nada va cambiar.
Recordemos que nuestro presente es otro arma poderosa, que siempre puede aportar una pequeña novedad, y por pequeña que sea puede mover voluntades (pensemos en #motivosdejorge, que sigue de huelga de hambre en la puerta del sol)
La tristeza, nos juega muy malas pasadas. Esa tristeza que nos recuerda todos nuestros errores, fracasos, que nos resistimos a aceptar como propios. Da igual que sean cercanos o lejanos, pero ahí están como una constelación  de estrellas que nos lleva a tener la mirada siempre atrás, a ese pasado que no logramos encajarlo... ¡Cómo para verlo venir!, demasiado atentos a nuestras chapuzas no aceptadas. Una invitación a aceptar, a acoger asumiendo la responsabilidad de nuestros actos y sus consecuencias, para poder pasar página, y así, prestar más atención a nuestro presente. Es ahí donde podemos hacer algo, donde construimos, superamos, aportamos, pedimos perdón,...
El embotamiento. Estamos sobreestimulados, demasiada información, sentimientos, tareas, responsabilidades, intereses enfrentados,... Y demasiados pocos espacios para el encuentro con uno mismo, con los demás, con Dios... Hoy sigue siendo necesario experiencias que generen espacios de encuentro, que nos permitan afinar la atención a uno mismo y al mundo que nos rodea.Nos hace falta esos gimnasios que den respiro al corazón, al diálogo abierto, al encuentro interpersonal que nos recuerde que seguimos, desde dentro de cada uno, muy vivos. Está a nuestro alcance, superemos nuestra torpeza, con una buena dosis de iniciativa. Gracias. 

miércoles, 8 de mayo de 2013

SI AMAR NO PUDIERA...

Debiera tener la humildad de reconocerlo,
y estar dispuesto a reaprender de nuevo
de quienes van por delante en el camino.
Debiera tener la valentía de pedir ayuda,
y dejarme acompañar de la mano, 
caminado a tientas y confiado.

Si amar no pudiera...

Debiera aceptar mis heridas y bloqueos,
sin empequeñecerme ni hacerme de menos.
Pues en el fondo, sé con soy amado con todas ellas, 
con mis cojeras y achataduras.
Debiera dejar que los fuertes tiren de mi debilidad,
¡que en tantas ocasiones me supera!


Si amar no pudiera...

Debiera cultivar la espera paciente
y acoger todo lo que se me regala cada día.
Y como la lluvia,
que empape en mi vida despertando el deseo 
de que cale en mis esos mil gestos de bondad.

Si amar no pudiera ...

Debiera recordarme,
que al igual que el buen ladrón tuvo su oportunidad,
o la adúltera no fue apedreada,
Y de la misma forma compartió mesa con Zaqueo y Mateo,
hoy no me pide más de lo que yo pueda ofrecer.

Si amar no pudiera...

Solo me quedarías Tú y tu amor,
entonces, y solo entonces,
entendería que solo tu amor es suficiente,
y que de mi solo quieres mis manos vacías,
espantando toda tentación
de voluntarismo,
de buscar quedar bien,
o de legalismos estériles.

Si amar no pudiera, 
me quedaría aprender del mejor,
Tú, mi Dios.