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sábado, 7 de abril de 2018

PREÑADOS DE PLENITUD

En ocasiones sentimos que nos pesa demasiado «la mochila» interior que llevamos a cuesta. La vida se nos hace pesada, demasiadas tristezas y miedos se apoderan de nuestro día. Y así la rutina, endurece nuestra mirada a uno mismo y a los demás. Nuestro vuelo es bajo y solitario, pensando que lo que nos pasa, no importa a nadie.
Este tiempo de Pascua nos recuerda algo grande, una Buena Noticia, que supera los límites de nuestra propia fragilidad. Somos seres habitados por su Amor, por su Bondad, que se nos regala en todo lo que nos rodea. Solo necesitamos darnos cuenta, acoger esa verdad profunda. Necesitamos de una Magdalena, que irrumpa en nuestra mediocridad, en nuestros prejuicios, y nos lleve más allá, y nos ayude a reconocer esas señales de plenitud que nos acompañan.

¿Qué nos puede ayudar a descubrir al resucitado?

1. Frente al aislamiento y la percepción de que estamos solos, que lo nuestro no importa a nadie. La experiencia del encuentro con el otro. Caer en la cuenta de quienes están cerca de nosotros, y no nos enteramos. Hacer consciente esos ángeles, que nos han sostenido, nos han cuidado con gestos, palabras oportunas. Pequeñas luminarias que nos hacen sentir la fraternidad universal inesperada.
2. Frente a los prejuicios y el pesimismo; la gratuidad de un amor desbordante, que nos acepta como somos, alivia nuestras heridas, nos sostiene en nuestros cansacios... Su Amor, lo hace posible y nos impulsa a perdonarnos a nosotros mismos, y acoger la debilidad ajena con la misma bondad. Su Amor, nos hace crecer en confianza en nosotros mismos, en los demás, y en la vida.
3. Frente al cerrazón y la sospecha; la apertura y la admiración. Son tantas cosas que se nos regala la vida y no nos enteramos. Es clave abrir el corazón, y reconocer las pequeñas cosas de la vida que nos recuerda, que el Buen Dios camina a nuestro lado. Es importante reconocer la belleza interior y exterior. Es clave celebrarla, compartirla y cuidarla.
En medio de nuestras dificultades, de nuestros sufrimientos, estamos preñados de plenitud... El resucitado camina a nuestro lado, solo hace falta acoger. ¡Feliz Pascua a todos!

martes, 28 de febrero de 2017

¿QUIÉN VENCE EN ESTE MUNDO?

¿Los que tienen poder?¿Los que tienen más dinero?¿Los que alcanzan la fama? O quizás, ¿los que son más fuertes?...
La lógica del Evangelio, del estilo de Jesús es otra: Los últimos son los primeros, en la debilidad se esconde su fuerza, y en una vida entregada sin miedo a la muerte, se experimenta la victoria del amor...
Son tantos los testigos que nos recuerdan esta lógica irracional. Un joven, como Pablo Raez nos anima con su vida a centrarnos en lo que realmente importa, a no dejarnos atrapar por una vida superficial, sino que con su vida nos impulsa a compartir lo mejor de cada uno,... O una religiosa colombiana que anónimamente entrega su vida al servicio de los más olvidados en África aún a riesgo de ser secuestrada, como así ha sido. La lista puede ser más larga...
¿Quién vence realmente en este mundo?

  • Quien puede dar razón de su existencia, sin necesidad de explicarse mucho, pues sus gestos, sus actitudes, sus palabras oportunas dicen lo necesario.
  • Quienes pueden dar sentido a lo que hacen cada día, y compartirlo con los suyos.
  • Quienes no buscan figurar, sino que logran hacer brillar a quienes comparten sus vidas con ellos.
  • Quienes acogen y aceptan sus vidas con realismo, y con todas sus contradicciones, son capaces de pensar en el otro, de descentrarse; logrando con su ejemplo, que otros hagamos lo mismo...
  • Quienes son capaces de pararse cada día, darse tiempo, y hacer consciente lo que les impulsa a ofrecer lo mejor de sí mismos al bien común. 
¿Quienes vencen? La batalla de la vida es compleja... y no todas las "armas" nos preparan igual... Solo algunas nos permiten enfrentarnos a ella hasta el final... Gracias a tantos testigos que nos muestran con sus vidas, que es posible. ¡Gracias!

jueves, 29 de agosto de 2013

REINICIANDO "EL SISTEMA"

Estos días finalizan para muchos de nosotros nuestros periodos vacacionales, llenos de cambios de ritmos, lugares, actividades,... En el mejor de los casos hemos logrado romper rutinas, distanciarnos de nuestras preocupaciones, disfrutar con familiares y amigos, en definitiva lo que entendemos la mayoría por "he desconectado con todo"...
Y cuando se va acercando el final, parece como que nos entre un bajón y un desánimo de volver a la realidad (¡como si lo vivido los días anteriores no formaran parte de esa realidad!), la pereza parece que se adueña de uno... 
¿A caso es necesario reiniciar nuestro sistema?¿Hemos desconectado todos nuestro enchufes o desmontado todo nuestro equipo?¿Qué necesitamos para superar esta pequeña "crisis posvacacional"?
1. Retoma el sentido de los días vividos. Recapitular los días de descanso, hacer memoria de quienes los han compartido con nosotros y el sentido que han tenido, los encuentros, las anécdotas, las conversaciones y paseos, los juegos y buenos ratos, nos ayuda a caer en la cuenta de todo lo que nos queda como recuerdo positivo, y que forma parte de nuestra realidad, siempre en evolución.
2.¡Enchúfate a lo cotidiano! Vuelve a lo cotidiano desde el agradecimiento de todo lo vivido, queriendo volcar en las tareas diarias todo lo positivo que han tenido los días de descanso. Deseando aportar una actitud optimista y agradecida a las tareas de cada día.
3. Despierta el sentido de gratuidad y apertura. Que nos permita acoger con serenidad lo cotidiano y disponernos a ofrecer lo mejor de cada uno para llevar adelante nuestras tareas. Esto es posible para quienes se saben queridos y dispuestos a aportar, a devolver parte de ese bien que recibimos muchas veces de forma inesperada. Una gratuidad que se sustenta en esa ternura de Dios que quiere lo mejor para cada uno de nosotros. 
¿Cómo no desear y buscar ese bien para todos?, en especial para quienes no tienen tantas oportunidades como yo. Noble objetivo, seguro que compartido por muchos, y que puede orientar y dar sentido a nuestro quehacer de cada día. 
Así que, ¡manos a la obra!, y mucho ánimo en vuestra incorporación a lo cotidiano. Gracias.