No puedo menos que aprender. Soy educador, y me enfrento cada día a ese conjunto de tareas de enseñar, transmitir, acompañar,... ¡Y como no!, también a la de aprender. Hoy termino el día agradecido de quienes me han dado un lección de docilidad. Esa docilidad que les permite enfrentar al día con una actitud básica de apertura y confianza, que le lleva a dejarse acompañar por unos desconocidos toda la mañana, o de quienes son capaces de recorrer cuatrocientos kilómetros sin saber muy bien a que se enfrentan...
Entiendo que el reino sea de los niños... Ellos son los que nos hacen una llamada a cultivar esas actitudes básicas, que pueden ayudarnos a vivir con más profundidad nuestra vida cotidiana.
La confianza frente al dominio.
La autenticidad, frente a la superficialidad o el legalismo.
La apertura frente al cerrazón.
La gratuidad frente al interés.
Cuatro claves que nos hacen mirar al mundo con más generosidad y profundidad. Cuatro claves que nos pueden llevar más allá, de lo que uno imaginaba.¡Gracias!, a quienes cada día nos brindáis la oportunidad de aprender un poco más.
Aprender, dulce tarea que nos permite descubrir que somos seres sensibles, capaces de descubrir esa presencia amorosa y secreta de ese Dios, que se nos regala en cada instante. Gracias.
