En la vida no todo es estable ni tenemos la oportunidad de pisar fuerte. Es precisamente en esos momentos donde hay que buscar puntos fijos para orientarnos y dejarnos guiar, no sin esfuerzo, sabiendo en que momento desplegar o recoger velas, toda una sabiduría que tiene más que ver con lo intuitivo y la percepción, que con lo aprendido...
Como a tientas uno se va aproximando a su objetivo y aunque parece que no llegamos... ¡Paciencia!, siempre se llega... En ocasiones mareados por no acompasarnos al movimiento del barco, y en otras, cautivados por la hermosura del trayecto... Pero todos llegamos...
Experiencias así nos recuerda que formamos de algo mucho más grade que nosotros mismos que nos envuelve, y que nos refleja esa belleza que todos llevamos dentro. Dios se nos regala en las pequeñas cosas. Es esa fuerza la que nos empuja hacia nuestro objetivo y hace posible que vislumbremos tierra y nos haga soñar con tomar tierra. Tú ¿a dónde quieres llegar?