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martes, 8 de octubre de 2013

DE LA INQUIETUD A LA CALMA

Foto de Xabi Segurola
En la experiencia de acoger es más importante darse, que darlo todo. No se trata de hacer muchas cosas. El mejor ofrecimiento es uno mismo: en presencia, cercanía, amistad, escucha,...
Darlo todo, tiempo, ocupación, saber hacer, trabajo, ... nos empuja a pensar que todo depende de nosotros mismos, lo cual es incierto. Pero lo más grave es no nos pone en disposición  de saber recibir, ni acoger al otro, ni dejarnos sorprender, ni de aprender de quien se sienta en nuestra mesa.
Nos conviene que aprendamos a saber parar, con el fin de distinguir y poder quedarnos con la mejor parte, la que pueda aportarnos profundidad y sentido a todo lo que tenemos entre manos.
De nuevo Jesús de Nazaret, nos muestra que es en el trato cercano, en el diálogo honesto y directo donde podemos aportar al otro lo que necesita.Cierto es, que cuando en ocasiones percibimos que alguien quiere dirigirse a nosotros así, preferimos entretenernos en la cacharrería, optando por la superficialidad de las "ocupaciones", que nos permite vivir distraídos de las cosas que realmente nos importan y preocupan. Sutiles engaños que sirven de poco, pues en el fondo, todos deseamos vivir con plenitud y sentido nuestras vidas.
Así pues, hoy una invitación a reducir distancias, a cultivar el diálogo honesto y a fomentar esa escucha atenta de aquellas palabras que pueden aportarnos sentido y horizontes más amplios. Esto es posible cuando sabemos esperar y dominamos esas ansias de hacer, de estar ocupados en no hacer nada que merezca la pena. Aprendamos a parar, para dar valor y sentido a nuestro tiempo de espera... Es así como favorecemos el reconocimiento del otro. ¡Gracias!

martes, 10 de septiembre de 2013

¿TENEMOS DE QUIEN APRENDER?

Sin duda alguna nos sobran ídolos y figuras que exaltan aspectos que nos atraen, nos gustan y despiertan en nosotros el deseo... Pero, ¿de qué? Deportistas, cantantes, actores, famosos y "famosillos", ¡vamos!, hay una nutrida gama donde elegir... Y la mayoría queriendo marcar tendencia, aumentar sus seguidores en Twiter, en una guerra de popularidad...
Ahora bien, son mucho menos conocidos quienes pueden ofrecernos alternativa , horizontes nuevos, algo que responda a nuestras necesidades  más profundas de sentido, valoración, gratuidad, superación,... Cierto es, que nos podemos encontrar con personajes que encarnan valores tan importantes, como el esfuerzo, la superación y la sencillez como Rafael Nadal (vaya desde aquí mi felicitación por su estupenda victoria en el Open USA), pero por desgracia esta especie no abunda.
¿Quién puede darnos lo que nos falta?, ¿Quién puede susurrarnos al corazón, que lo que realmente necesitamos para ser felices ya lo llevamos dentro?¿Quién puede ayudarnos a derribar nuestras barreras?¿Quién puede apoyarnos en nuestra debilidad?¿Quién puede hablarnos de la verdad sin componendas? ¿Quién da la cara por los más frágiles y olvidados de nuestro mundo?...
Hay Quien va delante en el camino, desbrozando, abriendo brecha, con su palabra y sus gestos, con su mirada y su propuesta, Tú Jesús... Y también los hay quienes decidimos ir tras tus huellas, y así, aprender a vivir la vida con pasión, plenitud, con alegría y sentido pleno. Sólo lo intentamos cada día, pero somos una marea humana cargada de justicia y solidaridad, convencida de que otras relaciones son posibles, y comprometidos en hacerlas realidad. No estamos solos, ánimo y gracias.

viernes, 30 de noviembre de 2012

APRENDER CADA DÍA UN POCO MÁS...

De nuevo un día que ha sido todo un regalo. Acompañar la los jóvenes de primero de Bachillerato del Colegio Menesiano  Sta. María de Portugalete reafirma mi confianza en los jóvenes. 
Su apertura a acoger lo nuevo y desconocido, sus ganas de vivir con intensidad las cosas, diálogo sincero y espontáneo, su delicadeza y cariño en el trato,... han sido hoy un ejemplo y estímulo a seguir apostando por ofrecer experiencias de calidad que les permitan a los jóvenes salir de lo convencional y adentrarse en caminos nuevos que les permitan conocerse, valorarse y descubrirse.
Descubrir, gracias a cada uno de ellos, esa bondad y luz que les habita y que apenas les damos oportunidad de brillar. La necesidad de saber proponer experiencias que le permitan ese ejercicio del amor cotidiano. 
Con su forma de acoger, logran que no me sienta ajeno al grupo, como un meteorito caído del cielo. Con sus miradas, su implicación y sensibilidad hacen realidad esa cadena de favores con la que logran crear un ambiente auténticamente fraterno dentro del grupo. No son perfectos, aunque muchas veces los adultos lo pretendamos, simplemente son tipos dispuestos, atrevidos, lanzados,... en definitiva, abiertos a propuestas nuevas, a dejarse acompañar y preguntar, a vivir con intensidad. ¿Qué más se puede pedir?
A mí, solo me queda agradecer su cercanía y disposición. Pero sobretodo, la oportunidad de aprender cada día, logrando que me descubra no como un intruso, sino como un acompañante de experiencias con sentido.
Pudiéramos quedarnos con el lado oscuro de la realidad, ¿Pero en qué ayudaría a mejorar lo cotidiano? ¡Gracias!, por atreveros a brillar, sacando lo mejor de cada uno/a. ¡Hasta la próxima!

martes, 20 de noviembre de 2012

NO ANDAR POR LAS RAMAS...

Hay formas de tratar a las personas que pueden resultar realmente liberadoras. No consiste en los juegos de humo de la adulación, ni la falsedad, o la manipulación. Más bien, estamos hablando de una manera de mirar, de reconocer, y de hablar, que logra despertar en la otra persona no solo la curiosidad, sino el deseo de conocer, de conectar, incluso de cambiar.
Para llegar a un estilo así de relación, exige de cada uno de nosotros un aprendizaje profundo, donde dejemos de lado los prejuicios, los intereses ocultos, y aceptemos a las personas por quienes son realmente, sin querer hacerlas a nuestra media, ¡eterna tentación!
En ese proceso de aprendizaje, es importante no dejarnos llevar por la muchedumbre. No dejarnos alcanzar por la presión de las generalizaciones, y prestar atención, observar, no perder detalle. Cultivar nuestra sensibilidad de tal manera, que seamos capaces de quedarnos con lo realmente importante, la persona, y no sus actos. Es entonces, cuando percibimos las tonterías, ¡como subirse a un árbol, que alguien es capaz de hacer para llamar nuestra atención, nuestro afecto... Ahora bien, esto no es suficiente. Es necesario estar dispuesto al encuentro personal, al cara a cara, y además, en su espacio donde el se sienta cómodo, sin importarme los otros digan, comenten o critiquen... "¡Invítame a tu casa!"... Esa libertad hace a la otra persona grande.
Cuando percibimos que alguien nos trata así, no por nuestros actos, errores o miserias, sino por quien somos, sin más, se despierta en nosotros una confianza, que ilumina toda nuestra existencia. Son esos momentos donde uno se siente capaz de enfrentarse a todos sus fantasmas, y de poner nombre a todas sus debilidades. Son esos momentos en los que nos hemos sentido amados incondicionalmente y donde hemos experimentado que se puede empezar de cero o aprender de nuestros errores. Cuando nos tratan así, se suscita en nosotros auténticos deseos de cambio, conduciéndonos a compromisos que nos resultan realmente liberadores. ¿Nos hemos encontrado con un amor así?
Creer en ti, confiar, es una apuesta real por ti con toda tu fragilidad e inconsistencia. Sé que puede fallar de nuevo, pero no importa. Siempre seré capaz de ver esa bondad que llevas dentro, porque todos, absolutamente todos, somos habitados por el amor de Dios. Donde todos ven a un indeseable, o un árbol seco, yo pueda ver a un ser humano, un resquicio de vida, que aliente mi esfuerzo. No encuentro mejor manera de cuidar las relaciones. No se me ocurre mejor apuesta de autenticidad y de sentido. No creo que se pueda operar ningún cambio en nadie que nos sea desde una relaciones así vividas. Lo demás, es andar por las ramas aumentando el riesgo de caídas. Gracias.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

APRENDER A DESANDAR EL CAMINO

Las normas nos ofrecen seguridad, referente, ciertas garantías, no sé, son como ese escudo que a todos nos gusta tener en algún momento, aquello a lo que nos podemos agarrar cuando vemos  la cosa "chunga"....  Aunque sabemos de sobra que no son universales y no sirven para todo, preferimos, en bastantes ocasiones, resguardarnos a la sobra de nuestras normas.
Les propongo un viaje, les invito a plantearse la posibilidad de desandar ese camino, a abandonar la seguridad de lo reglamentado, de esas normas predeterminadas, de esos convencionalismos recortados, que aunque aporten seguridad, son bastante limitadores. 
Les quiero invitar a ir más allá del cumplimiento, de querer ver más allá de la norma, de pasar de la observancia a ese otro acto mucho más humanizador, que es el agradecimiento. Ese gesto que implica el reconocimiento del otro, de lo que el otro, me da igual quien, es capaz de hacer por mí, aunque no lo merezca. Es un reconocimiento sin distinciones, sin importarnos quien es, cual es su orientación, sus ideas, su confesión de fe,... Simplemente somos capaces de desandar el camino, volver para tener la ocasión de agradecer, de reconocer la bondad de otros en nuestras vidas. 
Quedarnos con la seguridad de la observancia, limita seriamente nuestra capacidad de reconocimiento. El efecto tranquilizador del cumplimiento nos deshumaniza y nos hace insensibles e incapaces de acoger esos gestos de bondad que se nos regalan cada día. Nos centra demasiado en nosotros mismos y alimenta, innecesariamente, nuestra autosuficiencia.
Pero podemos aprender a desandar nuestros caminos, tener la sencillez de reconocer que todo no lo controlamos, y no todo está en nuestras manos. Hay momentos en la vida donde necesitamos aprender a acoger aquello que nos viene regalado y saberlo agradecer cada día.  Pongámonos en marcha y atrevámonos a volver a todo aquello que nos devuelve la vida. Gracias.

martes, 9 de octubre de 2012

APRENDER A ESTAR CON...

En ocasiones la vida nos pone  sobre aviso y nos desvela que andamos dando tumbos, de acá par allá, queriendo cubrir expectativas propias y ajenas, como si eso fuera posible...  Por muy legítimas que sean todas ellas, incluso honorables, vivir queriendo cubrir expectativas, nos hace vivir desde fuera, perdiendo la conexión con nuestro interior, desgastándonos y perdiendo el sentido de lo que hacemos. 
En esta dinámica la rutina y el reproche se adueñan de nosotros agriando todo aquello que nos pone en marcha. Una invitación de nuevo a afrontar nuestra vida cotidiana de forma alternativa. Una propuesta a estimular la escucha atenta del otro convirtiéndonos, nosotros mismos, en el mejor regalo que puedan recibir. Se trata de ese ejercicio de ofrecer nuestro tiempo, de aprender a estar con el otro, como gesto de cariño.
Nuestra autosuficiencia, por un lado, y nuestras visión pragmática de la vida, por otro, se convierten en nuestros principales enemigos para afrontar de forma alternativa nuestra vida cotidiana. Corremos ese riesgo de querer ser valorados por los que hacemos, buscando las "migajas" de los reconocimientos y solo escuchándonos a nosotros mismos.
Quizá lo que más necesite el ser humano hoy, es saberse acompañado, tener la certeza de que no estamos solos, que hay quienes caminan a nuestro lado, aunque sea en ese silencio habitado. Nuestro saber estar, querer acompañar a quienes realmente lo necesitan, les aporta esa dignidad que les permite saberse profundamente amados. 
Nos queda esa tarea cotidiana de estar atentos, a la escucha, de quienes a nuestro lado demandan simplemente que estemos, sin hacer mucho, una presencia discreta, conscientes que nos queda mucho que aprender de nuestros compañeros de camino. Gracias.