Haciendo memoria uno consigue recordar, hacer presente, en un día como hoy (¡de todos los santos!), a tantas personas anónimas que nos han acompañado en nuestra historia y nos han dado una auténtica lección de vida.
Tanta gente de bien, básicamente buenas, que con su ejemplo, su estilo, nos recuerdan la necesidad de reaprender la vida, y encontrarnos con otra forma de vivir, con más intensidad, con otra profundidad... dejando de lado todo aquello que nos enfrenta, nos divide o nos hiere.
Gracias a quienes nos recordaron que la vida, amando, es más fácil.
Gracias a quienes nos demostraron que la vida, dando, se recibe más.
Gracias a quienes con sus vidas, nos hicieron más felices, más plenos, más nosotros mismos.
Ellos, todos y todas, pueden inspirarnos esos gestos de bondad, que un día tuvieron ocasión de regalarnos. Desaprendamos para que reaprendamos, descubriendo que podemos ser bendición para quienes comparten con nosotros lo cotidiano. ¡Gracias, a quienes ya lo hicieron antes que nosotros!
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