miércoles, 2 de noviembre de 2011

HERMANA MUERTE...

Es imprescindible superar el tabú de la muerte y el sufrimiento. En pleno siglo XXI, integrados en esta sociedad de la tecnología y las redes sociales... todavía permanece entre nosotros ese tabú de la muerte, experiencia que por uno u otro motivo, nos tenemos que enfrentar, y a muchos le superan. Cuando se muere el abuelo/a, un amigo, ... tenemos la tentación de invisibilizarlo, como que no ha pasado nada... negándonos la oportunidad de enfrentarnos a una experiencia vital.
Hoy en la fiesta de todos los difuntos, quisiera hacer una sencilla reivindicación. La muerte forma parte de la vida. Mientras vivimos, cada día vamos muriendo un poco a uno mismo en mil actos de entrega a quienes queremos y con quienes compartimos camino. Por eso, precisamente por eso, podemos hacer memoria de nuestros seres queridos y amigos.
Pero, ¿están con nosotros? Esta pregunta legítima me recuerda algo muy vital. Las presencias. En una mentalidad práctica se puede pensar que presencia, lo que se dice "estar aquí", solo existe una, la física. Estás o no estás. Sabemos que esto no es cierto, hay otro tipo de presencias, que todos hemos podido sentir en alguna ocasión, en las que no requiere la presencia física. Saberse querido, recordar a alguien (distante), la oración, ... Son experiencias que marcan presencias cargadas de sentido y que son altamente significativas, las necesitamos.
La experiencia de la muerte no es puntual. Es una experiencia enmarcada en la vida de cada uno. Nos recuerda nuestra propia fragilidad y necesidad de renovación, de una vida más plena. Necesitamos morir a todo lo que nos empequeñece como seres humanos, y estimular todo aquello que nos abre al otro y a uno mismo. Incluso cuando nos roban la vida, en un acto irracional e injusto, nuestra vida no pierde ese valor de regalo y de entrega para quienes compartieron con ella.
Jesús de Nazaret, con su muerte y resurección, nos recuerda que una vida entregada con sentido, no tiene fin y está preñada de plenitud. Apoyados en un amor así, podremos ir siempre más allá. A pesar de nuestras fragilidades, contradicciones o sufrimientos.
Luchemos por la vida, para que todos tengan esa posibilidad de vivirla con dignidad,  con sentido e intensidad, pues es la que da sentido a nuestra muerte. Hagamos memoria gozosa de quienes nos precedieron en el amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario