jueves, 31 de mayo de 2018

¡BENDITO CUERPO!

Nuestro cuerpo es mucho más que pura imagen. En una cultura donde el valor estético manda con fuerza, y "cultivar" el cuerpo parece ser una prioridad; conviene no olvidar recuperar nuestro cuerpo "en profundidad". 
Nuestro cuerpo es la puerta de entrada al mundo, por el reconocemos, sentimos, admiramos y saboreamos todo lo que nos rodea. Nuestro cuerpo es punto de encuentro, con la naturaleza, con los demás, con Dios, con uno mismo. Es nuestro principal medio de comunicación de amor que tenemos, con nuestra mirada, con nuestros gestos, y con nuestras acciones.
En la fiesta de hoy del "Corpus Christi", celebramos la gradeza de un Dios que en Jesús de Nazaret se "hace cuerpo". En la Eucaristía, en el pan y vino sencillo, Jesús deja su testamento vital, una presencia real entre nosotros. En el pan y vino, participamos del Cuerpo de Jesuscristo, de sus gestos y palabras oportunas, de sus actitudes que nos recuerdan que otras relaciones son posibles. 
Su Cuerpo compartido en cada Eucaristía, nos anima y recuerda a lo que estamos llamados con nuestro cuerpo, a ser expresión  y transmisión de su amor incondicional, ¡cómo no cuidar nuestro cuerpo! Con nuestras fragilidades, y con su fuerza, podemos ser humildes testigos cotidianos de su Amor.
¡Bendito cuerpo!, que no solo es imagen, sino también, signo, gesto y expresión de un amor apasionado por toda persona, sin distinción, sin excepción y sin juicios.
¡Bendito cuerpo!, que por amor aprende a ofrecerse cada día, y a la vez, a acoger con sorpresa tanto amor inesperado. Gracias y feliz semana.

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