lunes, 20 de septiembre de 2010

LA MIRADA...

Buscamos sin buscar, y cuando la encontramos, sobrecoge nuestro interior, sentimos el calor de quien mira sin juzgar, acoge sin esperar, solo mira. 
Mira sin violentar, dejando espacio, a la vez estando cerca. No espía, no cotillea, mira con respeto, y entonces, uno se siente contemplado. 
Es una mirada que alivia, acompaña, que valora. Una mirada que nos hace sentirnos dignos, que nos identifica y saca lo mejor de uno mismo. Una mirada que nos convierte en bendición para el otro.
Cuando nos miran así, uno se percibe amado. Se despierta el deseo de acercarte al mundo , a las personas que te rodean con esa mirada, a contagiar y extender otra forma de tejer relaciones, de trabajar, de...
La mirada de quien ama, acoge sin esperar nada a cambio, es el arma secreta que desarma, que acorta distancias y sana las heridas. Gracias, Borja.

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