Dice una canción de Mercedes Sosa,¡Gracias a la vida, que me ha dado tanto!... Esta mañana tumbado en el suelo... he sido consciente, de nuevo, lo importante de aprender a recibir... saber acoger del otro todo lo que nos quiere dar. Descubrirme reconocido, valorado en aquello que me ofrece, una mirada, un beso, una caricia o un masaje tan estupendo. Pero tan importante como eso, es también aprender a recibir: heridas, bloqueos, frustraciones,... apasionante reto para nosotros educadores saber recibir, sin juzgar. Sólo aprendiendo a dejarnos querer, vamos intuyendo la mano de Dios en toda nuestra vida,... como si de un gran masaje se tratase, ¡GRACIAS! a mi compañero.
Es entonces, cuando uno desea volcar hacia los demás, todo lo ha ido recibiendo en la vida. Aprender a dar, que es más que regalar,
aprender a dar, que mucho más que dejar,
aprender a dar, es darse, sacar lo mejor de uno y repartirse, partirse, aunque el suelo esté duro y los años pesen, aunque la rodilla, el tobillo,... quien sabe que... uno se des-vive por aquellos que Dios nos pone a nuestro lado... y hacerlo con sencillez, claridad y verdad. Cuanto deseo hacerlo así.
Cuanto he gozado recibiendo y dando estos días con todos/as vosotros/as:
¡MUCHAS GRACIAS!,
MOITAS GRACIAS!
EZKERRI ASKO!
GRÀCIES!
MUITO OBRIGADO!
Gracias Natxo, Gracias por ser así...por estos días compartidos...y los que vendrán, Milesker!
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