domingo, 23 de septiembre de 2018

OTRA FORMA DE MIRAR, EN PROFUNDIDAD

Estoy muy agradecido a las redes sociales (Instagram y Facebook), desde hace años me han permitido cultivar lazos de amistad a distancia y generar un espacio para compartir hartas experiencias, reflexiones, momentos bien importantes para mi. También tiene sus riesgos, y uno puede verse, casi sin darse cuenta, acostumbrado "a ver" la vida se los demás, como quien se asoma a una ventana indiscreta: ver sin ser visto.
Creo que es necesario ver de otra manera, una mirada en otra dirección, hacia uno mismo. Una mirada que nos permita caer en la cuenta descubrir, sorprenderse de todo lo que nos habita en nuestro interior. Tanto mirar hacia fuera y compartir hacia fuera, puede, no siempre, (soy consciente) atrofiar una mirada interior que es clave para el ser humano. Una mirada en profundidad, que posibilite esa conexión con nuestra interioridad, con nuestra esencia, y que es muy fácil perderla si no la dedicamos tiempo y espacio.
Y ahí estoy yo, "desconectándome" de las redes sociales, para conectarme de nuevo...
¿Qué requiere una vida en actitud de entrega? Es una pregunta que lleva resonando de nuevo en mi interior, y uno siente que su respuesta está en constante renovación. ¿Qué nos dificulta vivir en esa actitud de entrega? Los evangelios de esta semana nos han ido ayudando, ofreciendo pistas en esto. Ahí van algunas.
1. Descalificar a las personas. Cuando la mayor parte de tu tiempo la inviertes en criticar y resaltar lo negativo de alguien, es muy buena señal para pensar que debes empezar a mirar hacia dentro. La descalificacion es un mecanismo de defensa para no enfrentarnos a nosotros mismos y a nuestros miedos, no dejarnos confrontar con la verdad, escondiéndola en una crítica recurrente. "Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis" (Lc7, 31-35).
2. La ambición. Se dice de cuando nos centramos en nuestros propios intereses. Nada más alejado de una vida de entrega. La ambición está ligada al poder, en cualquiera de sus formas, especialmente las más sutiles. Nos lleva a centrarnos en nosotros mismos, poniendo nuestro "yo", como principio y fin. La ambición nos lleva a discutir, dar "razones" y argumentar para defender mis propios intereses. "No vemos las cosas como son, vemos las cosas como somos" (Enrique Martínez Lozano) "¿De qué discutíais por el camino?" (Mc 9,30-37)

3. Frente  a estas dos realidades el evangelio nos propone, la COMPASIÓN. Una mirada compasiva (Lc7, 11-17) nos ayuda a vivir nuestra vida en clave de entrega. Acoger lo sencillo, a los pequeños, nos recuerda que no hemos venido a ser servidos sino a servir. A no poner por delante nuestros intereses. "Quien quiera ser primero, que sea el último y servidor de todos" (Mc 9,36).
Tiempo de volver a los gestos y palabras de acogida sencilla, de atención a los más pequeños y ninguneados, a ofrecer lo mejor que llevamos dentro, a la manera de Jesús, más humano, más fraterno. ¡Feliz semana!

No hay comentarios:

Publicar un comentario