sábado, 27 de noviembre de 2010

APERTURA

Quizá sea una de las actitudes básicas que más nos puede ayudara estar despiertos, vigilantes, ¡vivos! Creo que podríamos encontrar diferentes formas de ir viviendo esa actitud de apertura.
En primer lugar, la apertura a uno mismo. Somos un misterio para nosotros mismos, estamos acostumbrados a pasar de puntillas por nuestro mundo interior (sentimientos, opciones, bloqueos, motivaciones,...). Es cada vez más urgente acercarse a ese nuestro mundo profundo interior  con valentía y respeto, descubriendo nuestras grandezas y miserias. Aprender a escucharse, atreverse a preguntarse y poder descubrirse que estamos vivos. ¿Cómo lograrlo? a través de la lectura, la reflexión, la oración, la relajación, la contemplación, el acompañamiento, ... son posibles medios sencillos que nos pueden abrir nuestro interior.
En segundo lugar, la apertura al otro, a nuestro semejante. Sentir y percibir que nuestras vida están ligadas a los demás. Que nos necesitamos. Esta dimensión nos abre a un amplio campo de crecimiento. Entrar en la dinámica de dar - recibir, ser consciente de lo que aporto a mi entorno  para mejorarlo, y lo que recibo de él que me hace mejor persona, profesional, padre/ madre, hijo/a, hermano/a, amigo/a,... En esta dinámica, la acogida, ponerme en lugar del otro, la solidaridad, la escucha atenta, la disponibilidad, entre otras, son actitudes  que nos estimulan la apertura al otro. Son experiencias que nos nos ponen ante la puerta de la gratuidad. Atravesar esta puerta cambia nuestra vida.
En tercer lugar, la apertura al Otro. Máxima expresión de apertura. Ser conscientes que más allá de nuestras imperfecciones y límites, puedo dejarme habitar por Aquel que nos "quiere esféricamente", ¡por todas partes!, y mejor despierta en mi el deseo de vivir cada día con pasión, en plenitud. La experiencia del perdón, del amor gratuito, dar sin esperar nada a cambio, la donación, confiar aunque te fallen, sufrir en favor de otros, dar la propia vida,... son todas ellas, experiencias que dejan traslucir a este Dios que nos habita.
Llamados a vivir en apertura, todo un reto que nos acompañará toda la vida y nos puede hacer gustarla con más intensidad. Ánimo y gracias

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