viernes, 11 de marzo de 2011

EL AYUNO QUE CURA...

Si somos capaces de poner en juego lo mejor de uno mismo en favor de los pequeños, los sencillos, en definitiva, en favor de quien más nos necesita, aporta esa pequeña luz que hace falta en el día.
Ese esfuerzo, ese pequeño o gran gesto, en favor de otros, es el que va haciendo realidad la justicia necesaria para hacer de este mundo un lugar más habitable. ¿Acaso pensamos que es posible hacer justicia sin hacer ningún sobreesfuerzo que compense la desigualdad que les toca sufrir?
La experiencia del ayuno, está llamada a ser una experiencia de fraternidad, que nos ayude reconocer todo lo que recibimos gratuitamente. Una llamada a compartir y a ofrecernos a quienes más lo necesitan. Un compromiso de austeridad solidaria que nos descentra y nos hace relativizar las pequeñas heridas que nos acompañan.
No quiero olvidarme en la noche, de las miles de víctimas del terremoto de Japón, que se suman a las de Haití... y a tantos que han sufrido los desastres naturales. Ayuno y justicia van de la mano.
Gracias  

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