lunes, 25 de julio de 2011

¡CUIDADO CON LO QUE SE DESEA!

Miremos en nuestro interior, ¿atrapados?, ¿sosegados?, ¿intranquilos?, ¿liberados?,... 
¿Qué deseo?, ¿a qué aspiramos? No es indiferente donde pongamos nuestro corazón, hacia donde dirigimos nuestros esfuerzos, ni tampoco, a quien y como ofrecemos nuestros afectos. Recogemos lo que sembramos, así es la naturaleza, y nosotros formamos parte de ella, ¡no lo olvides!
¿Qué deseamos en nuestro interior?: ¿Prestigio?, ¿poder?, ¿reconocimiento?, ¿éxito?,... Hoy no es muy difícil, pero los frutos son distintos, pueden saturarnos o vaciarnos de sentido.
"Me he dado cuenta estos días, que no necesito pensar tanto en mi mismo", escribía un chico del campamento. (¡Gracias, Beñat!) Esta frase nos recuerda que hay otras experiencias que despiertan en nosotros otros deseos más profundos, que pueden ilusionar y despertar en nosotros la búsqueda de alternativas... ¿Aspiramos a algo diferente?, ¿con más sentido?, ¿quizá con más plenitud?, ¿qué nos aporte más vida?, ¿qué nos haga más felices?,...
Pues si lo deseas, con Jesús es posible, ¡eso si!, a su estilo. Tres claves si quieres dar respuesta a tus deseos más profundos.
1. Apertura, ¡rompe tu burbuja!: acércate y deja que se acerquen a ti. Reduce distancias y entra en contacto, no solo virtual (que no está mal), sino físico, reconocer miradas, ofrecer gestos, percibir el afecto, regalar tu presencia, aprender a acoger a quien se nos acerca,... Así se nos regala Dios, en pequeños tragos, derramado en infinidad de detalles cargados de humanidad, cuando más lo necesitamos y con quienes más nos necesitan.
2. "Des-localización vital": Me tomo la licencia de un cambio de sentido de este término. Somos tipos afortunados, en un mundo afortunado. Nos es urgente dos cosas, una, reconocer esta realidad, y dos, estar dispuestos hacer un "traslado",  un viaje personal y solidario, que nos haga más humanos, más críticos, que nos lleve de un corazón saturado de cosas y necesidades, a un corazón capaz de ofrecer todo el potencial de bondad que llevamos dentro. Aprender a trasladar nuestra mirada hacia quienes no han tenido tanta suerte, ni son tan afortunados como yo. Ellos  son los preferidos de Dios. En la debilidad propia y ajena, descubrimos a Dios presente en el mundo. ¿Lo deseas?, ¿puede inspirar más tu vida?, ¿puede ayudarte a sostenerte en los momentos de más dificultad? Pues ¡adelante!, tú decides si des-localizarte o no. 
3. Creciendo en la contradicción. Una forma alternativa de ver el mundo. "Cuanto más das, más recibes", "morir a uno mismo para dar fruto", "si quieres ser el primero, sé el último", "si quieres ser importante, aprende a servir". La vida está llena de contradicciones, muchas no buscadas. Pero hay contradicciones cargadas de sentido, de vida, que hace de nuestras relaciones, sean auténticos lazos más fraternos.
Tres claves, que pueden iluminar nuestros deseos, y llevarnos más allá de lo que uno pensaba. Un abrazo y gracias

No hay comentarios:

Publicar un comentario