domingo, 26 de febrero de 2012

¿ENTRAMPADOS...?

Es necesario hacer con frecuencia un ejercicio de honestidad con uno mismo, que nos recuerde nuestras pequeñas trampas en las que nos enredamos nosotros solitos... Nuestra propia estupidez, nuestra falta de atención, o simplemente la superficialidad con que podemos afrontar lo cotidiano, nos puede introducir en cualquiera de estos tres torbellinos, que dejan nuestra "casa interior" manga por hombro...
1. La trampa del éxito. Parece que sino triunfamos nos somos nadie. Nos identificamos con nuestras obras de tal manera que las sentimos solo nuestras. "mis niños", "mis actividades",... Buscando el reconocimiento y la valoración por aquello que hacemos... Esto nos dificulta a afrontar algo tan cotidiano como el fracaso. Experiencias como aprender de nuestros errores,  pedir disculpas, o a reconocer detrás de ese fracaso una oportunidad, se perciben como misión imposible. Hemos de recordar, que seguimos a un crucificado, que se lo jugó todo a la carta del amor incondicional,... y lo dejamos solo. Nos mola más lo mediático, lo relevante, lo que me deja en buen lugar,...
2. La trampa del poder. Es muy sutil. Esta se nos cuela bajo apariencia de bien, a través del sentido de la responsabilidad o del deber,...Pero casi sin darnos cuenta, criticamos innecesariamente, creamos corrientes de opinión en contra de, marcamos distancias, ponemos caras,¡y que caras!, colocamos obstáculos, hacemos bandos... los míos.... y los tuyos... oculto información o la exijo, según me convenga.... Hay muchas formas de ejercer el poder... la mayoría corrompen, ningunean y nos empequeñece. Solo conozco una forma de ejercer el poder sanamente..."El que quiera ser primero, que sea el último, vuestro servidor" (Esto lo dijo un tal Jesús no sé si te suena...)
3. La trampa del tener. Parece que en época de crisis no hay peligro de caer en esta... Pero nada más lejos de la realidad... La caja, Uno para ganar, Atrapa un millón, Millonarios, loterías,bonos lotos, y quinielas.... entre programas y juegos de azar... tenemos sobreestimulado nuestro deseo  de tener... desorientando a nuestros deseos más profundos, a nuestras otras búsquedas que nos pueden aportar más sentido y plenitud... 
El antídoto es bueno, pero exigente. La sencillez y el servicio. Dos claves desde donde uno puede vivir con más intensidad lo cotidiano. Conscientes de nuestra propia fragilidad y autoengaños aprender a ser más condescendientes, reconociendo en las debilidades ajenas, las propias.Y valientes para descentrarnos, saliendo de uno mismo, atendiendo a las necesidades de quienes están cerca de nosotros, y haciendo sentir al otro importante, humano, persona y hermano.
No nos dejemos atrapar y ni seducir por quienes no buscan el bien de quienes más lo necesitan. Feliz semana.

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