Aunque en ocasiones se hace cuesta arriba.
Aunque las dificultades nos aprieten.
Aunque duelan las heridas de tantas caídas.
Aunque pesen nuestros errores y miserias.
Aunque vengan los problemas sin avisar...
Haz un guiño a la vida, y ¡sonríe!
Porque sonreir estimula nuestras endorfinas, y nos abre la puerta a los pensamientos positivos.
Porque no encontraremos un gesto humano tan agradable y sencillo a la vez, como ofrecer una sonrisa.
Porque nada estimula tantos músculos con menos esfuerzos como una sonrisa.
Porque cuando la vida se nos hace difícil, no hay mejor bálsamo que una sonrisa.
Porque sonreir es una forma sencilla de iluminar la vida de quienes nos acompañan.
Sonreir... se convierte en esa pequeña bendición cotidiana, que nos regala esa alegría profunda, que lejos de superficialidades, nos recuerda que somos seres amados por un Dios que solo se preocupa por nuestra felicidad. Mañana, por favor, sonríe un poco más, ¡gracias!
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