Hay una forma de amar que nos hace brillar por dentro. Una forma de amar cuya gratuidad e incondicionalidad nos hace ver lo hermoso que llevamos dentro. Es la manera que tiene Dios en Jesús de Nazaret de amarnos, en sus gestos, en sus miradas, en sus presencias, en sus acciones, su cercanía...
Acercarnos a Jesús, dejarnos acompañar por él, acoger su estilo nos permite descubrirnos preciosos a los ojos de Dios, impulsando en nosotros la confianza y la aceptación en nuestra vida diaria. Sencillamente nos hace brillar.
Es apasionante llegar a compartir y transmitir esa profunda verdad: somos seres habitados por su amor, sin condiciones, por pura gratuidad. Solo hace falta dejarnos ... dejarnos acompañar , dejarnos amar, dejarnos ver nuestra vida, nuestras preocupaciones, nuestros miedos, nuestras limitaciones y fragilidades, a la luz de su amor. Es así como descubrimos la paz y la paciencia necesaria para ver lo hermoso que llevamos dentro y no solo somos capaces de brillar, sino de hacer brillar a otros.
Es en ese momento donde descubrimos que hay más alegría en dar que en recibir, que nos toca ponernos en camino y regalar la vida que llevamos dentro, y así, hacernos hermanos de quienes más lo necesitan y menos lo esperan. Hacer visible que otras relaciones son posibles, más humanas, más fraternas, al estilo de Jesús, apostando por los que sufren en silencio y piensan que están solos. Es así como nos hacemos luz en un mundo necesitado de más ternura.
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