viernes, 29 de marzo de 2013

NOCHES ROTAS...

En este Viernes Santo en tierras riojanas, noche desapacible donde las haya, la lluvia es testigo, casi silenciosa, de tantos seres humanos que a lo largo y ancho de nuestro planeta, de cerca y de lejos, sufren el abandono, el desprecio, la violencia o el fracaso más absoluto. Y lo hacen ante la indiferencia de quienes deciden andar como simples espectadores, muy ocupados en no hacer nada, y con las conciencias muy limpias con rezos y limosnas, que no tocan las entrañas.
Noche de Pasión, de poner voz y rostro a quienes sufren a nuestro lado y a quienes son ninguneados y olvidados al otro lado del planeta.
Noche de Pasión, por esa justicia robada por el abuso de quienes lo queremos todo para nosotros.
Noche de Pasión, por esa Paz amenazada de muerte por quienes queremos vivir asegurados a costa de las penurias ajenas.
Noche de Pasión, por esos testigos invisibles y sin papeles, que viven sin vivir, y que condenados a esconderse, se hacen dueños de la noche, aliada amarga, triste compañera.
Noche de Pasión, para contemplar la cruz, y dejar en ella toda nuestra indiferencia y complicidad ante el sufrimiento de nuestros hermanos los hombres, los pequeños, los últimos, los preferido de un Dios, que no pudo menos que padecer la suerte de los desgraciados.
Esta noche, noche santa, Dios, en Jesús de Nazaret, pone voz y rostro a todos los sufrientes del planeta y nos recuerda, que no están solos, que en cualquiera de sus penas y heridas, Él en la cruz se hace presente en ellas.
A nosotros nos queda abrir bien los ojos y el corazón. Ceñirnos la toalla y quitar complejos, miedos y excusas. Y ponernos en marcha, acercarnos a quienes a nuestro lado, o quizá más lejos, sufren ese olvido y abandono. Es en ellos, donde descubriremos ese rostro humano de Dios. Un abrazo y gracias.

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