Menuda preguntita, desde luego no es de las fáciles, si o no, ¡y punto!... el evangelio de hoy nos aporta una luz esencial, a quienes en nuestra vida nos toca de alguna manera ejercer el servicio de la autoridad, asumiendo cierto liderazgo... ¿Me amas?
Si nos dejamos mirar por la experiencia de Pedro, se podría entrever nuestros propios miedos, que nos paralizan, y las propias nuestras resistencia que nos llevan en tantas ocasiones a negar lo evidente. Toda una tarea la de ser honestos con nosotros mismos y reconocer nuestras "trampas" y ambiciones, que pervierten nuestras relaciones, pero aún con todo esto... ¿Me amas?
¿Pero confiamos en Jesús y su propuesta? ¿o acaso pensamos que no es más que una teoría bonita?¿Creemos en la verdad de vida que encierra en sus palabras?¿Ponemos toda nuestra fragilidad e incoherencia en su amor?¿Nos dejamos amar por Él?¿Acaso deseamos amar como Él, a su estilo?
Atrevernos a dar un sí a estas preguntas, nos abre a la posibilidad de nuevas experiencias, donde podemos descubrir como la vida en clave de servicio puede ofrecernos un sentido pleno. Experiencias que nos descubren al otro, como tierra sagrada, y nos posibilitan el ejercicio de la autoridad desde dos claves esenciales: el cuidado del otro y el acompañamiento.
1. El cuidado del otro. Requiere reconocer lo que realmente necesita, en un sincero ejercicio de empatía, renunciando a proyectar nuestras propias neuras, o al orgullo que nos atrinchera en nuestras viejas heridas. Se trata de saber buscar las palabras y gestos oportunos, de amar, aunque duela, y a veces, no sepas que hacer... y entonces rezar.
2. Acompañamiento. Nos introduce en ese aprendizaje vital de ir al ritmo de quien acompañamos. ¡Y cuesta!, no siempre lo consideramos oportuno, ni necesario, pero es esencial. Ir con cada uno apoyando, ofreciendo, contrastando... Y al final, nos damos cuenta que hemos llegado a donde no esperábamos... ¿Me amas?
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