viernes, 12 de febrero de 2016

DESCONÉCTATE PARA CONECTARTE MEJOR...

Cuando los usuarios del montón, como yo, tenemos problemas con unos de esos "aparatitos electrónicos" (portátiles, smart phone, tablet,...) tenemos nuestro comodín de público, es decir nuestro amigo ingeniero, a quien le llamamos desesperados y excesivamente preocupados pensando que es el fin del mundo, sufriendo por nuestra información o nuestra agenda... Nuestro amigo, con toda despreocupación, nos hace la pregunta cero: "¿has apago y dado reiniciar?"  Después de comprobar que en muchas ocasiones es "mano de santo", ya no le llamo sin antes de hacerlo.
Necesitamos desconectar. Ayunar de "sobreinformación" y "sobreactividad" a la que estamos sometidos, que no nos deja percibir lo cotidiano con más profundidad. 
Necesitamos desconectar para poder percibir el estado de ánimo de quienes nos rodean. Hemos de entrenar esta habilidad de observación, para no olvidarnos que es el paso cero si queremos aportar un valor añadido a nuestras relaciones. Entrenarnos para percibir, la alegría, tristeza o preocupación de nuestra compañera de trabajo, de nuestra pareja, hijo o hermano de comunidad. Hemos de abrir los ojos para empatizar. Voy sentado en el metro observando a los viajeros, y me pregunto, ¿cómo empieza hoy su día? ¿cómo tendrá sus pilas hoy? Es imposible hacer la vida más fácil a quienes nos rodean, sino somos capaces de descentrarnos, desconectar y prestar atención a lo quienes caminan con nosotros.
Necesitamos desconectar para conectar con mi interior. Caer en la cuenta de como me siento y como  me afectan las cosas. Un ejercicio de gestión de mis emociones, y de trascendencia, es decir, de salir de mi mismo, y reconocer todo lo recibido gratuitamente sin yo merecerlo.
Desconectarme de tantas redes sociales (¡que tanto me gustan!) y aprender a mirar hacia dentro de mi mismo, para poder mirar hacia fuera con más paz, con más profundidad y sentido. Concederme espacios de contemplación de lo bello (un paseo tranquilo, un museo, escuchar el silencio, ...), de oración (leer el evangelio del día, pasear escuchando "rezando voy", espacio de agradecimiento antes de acabar el día, acompañar con tu silencio a tu amigo/familiar enfermo como una plegaria infinita de amor...) 
Cierto es, que sin cultivar esta conexión con nuestro interior, es más difícil (no imposible) la conexión con el otro. Pero una cosa está clara, necesitamos desconectar y el tiempo de cuaresma nos invita a "ayunar" de todo aquello que nos aleja de uno mismo y de los demás, que es justo donde mejor nos podemos encontrar con ese Dios que nos quiere esféricamente, por todas partes. Feliz día y gracias.

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