Cuando somos capaces de pararnos, y concedernos un espacio para pensar. Cuando nos concedemos la oportunidad de lanzar una mirada más abierta, más amplia, de la que las prisas, o nuestros miedos nos dejan en tantas ocasiones... Uno va descubriendo pequeñas certezas desde donde alentar nuestro corazón, o aliviar nuestras heridas de cada día.
Hoy una invitación aprestar atención a las pequeñas cosas, los pequeños gestos, esas miradas, esas pequeñas acciones que llevamos dentro y hacen más fácil la vida a quienes nos rodean, y nos acompañan.
Ya nos recuerda el buen Dios, que el reino está en lo pequeño, entre nosotros, o mejor, dentro de cada uno... ¡Espectacular!, habitados por un Amor que hace brotar de nosotros todo lo bueno, lo hermoso capaz de hacer un mundo más humano. ¿Podríamos pensar en todo lo que va mal, no funciona o no me gusta? Pero si lo pienso un poco... ¿De qué me sirve?¿Qué me aporta?¿En qué me ayuda para seguir adelante? Es mucho mejor centrar mi energía, mi esfuerzo y atención a lo bueno y hermoso que hay en cada uno.
Y si podemos... ¿Porqué no hacerlo? Es lo sencillo lo que nos conecta con nuestro presente, con lo cotidiano, con nuestros compañeros de camino, con sus alegrías, con sus penas, y es precisamente ahí, donde hacemos reino, humanizando con nuestra palabra o gesto oportuno. No renunciemos a lo pequeño, sencillamente,¡hazlo! Gracias y buen día.
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