miércoles, 13 de octubre de 2010

¡AY DE NOSOTROS!

Es el lamento de quienes sabemos que contribuimos, de una  u otra forma, a un mundo más injusto e insolidario. Lamento, que nos recuerda que hay víctimas, con rostros concretos, que sufren nuestras mentiras y  autojustificaciones, aunque nos las creamos.
¡Ay de nosotros!, si nos conformamos con mirar al otro lado cuando vemos el sufrimiento humano, la solidaridad sólo se construye  extendiendo la mano.
¡Ay de nosotros!, si dejamos que la religión, las ideas o la orientación sexual levanten un muro cuando nos acercamos a los demás, te olvidas de lo esencial, nuestro Dios es Padre de todos, sin distinción, y nos hace hermanos.
¡Ay de nosotros!, si nos creemos más importantes que el resto, cuando hacemos algo diferente, escribimos en un blog, tenemos más dinero, o nos reconocemos con influencia y poder, porque en ese mismo momento, corremos mucho riesgo de dejar  de estar al servicio del bien común, la promoción humana, el reino.
¡Ay de nosotros!, si pensamos que lo mio es siempre más importante que lo ajeno cuando nos acercamos al otro, porque te olvidas que la verdad se construye siempre con "ese otro".
¡Ay de nosotros!, si nos creemos perfectos en todo lo que hacemos, corriendo el riesgo de imponer a los demás nuestra perfección y creyéndonos la medida de todas las cosas. Porque nos olvidamos que en  la debilidad Él nos hace fuertes, en la humildad  Él hace lo impensable, y de los errores aprendemos.
No se trata de lamentarnos sin más, sino de descubrir en esa mirada honesta a nosotros mismos, ese camino de vida  y sentido, que pueden hacer de cada día, un espacio más habitable y humano. Hoy una llamada a experimentar que una mirada reconciliadora con nosotros mismos y con quienes nos rodean es posible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario