TOMAR PARTIDO

Cuando ponemos pasión por las cosas, y sobretodo por las personas, una consecuencia que tenemos que asumir, es que tomamos partido, nos posicionamos. Y eso, tiene consecuencias, no buscadas, y en ocasiones desagradables, pero forman parte de las opciones que uno va tomando.

En mi ser menesiano, está la pasión por los chavales, y en especial por lo más tirados, por los que no quieren seguir estudiando, por los que más molestan, por los menos queridos, por lo menos brillantes, por los desconfiados,... así lo quiso Juan María de la Mennais, un apasionado de los jóvenes más desatendidos, y quienes eran considerados su precioso tesoro, eran sagrados...

Cada día, siento esa llamada a renovar mi compromiso de tomar partido por ellos, de superar mis miedos y comodidades, mis respuestas ambiguas y justificaciones... e ir más allá... sentir la pasión que Jesús sintió por los pequeños y sencillos, la pasión que le llevó a Juan María a crear más de trescientas escuelitas en donde nadie quería ir, la pasión de quienes son capaces de pelearse hasta con su sombra (aquello que uno mismo siente como obstáculo), por tomar partido, dar la cara, pelearse con padre, madre, hermano o suegra... porque hay opciones de vida que merecen más la pena que la paz de los conformistas, la del cementerio, donde no hay vida.

Gracias a todos mis alumnos/as, por aguantarme.

Gracias a todos mis alumnos/as, por lo que he ido aprendiendo de ellos/as.

Gracias a mis alumnos/as, por mejorarme como educador.

Gracias a mis alumnos/as, por tanto respeto y cariño recibido.

Sencillamente, ¡gracias!, el educador que soy se lo debo en gran parte a TODOS ellos.