martes, 5 de octubre de 2010

UN CORAZÓN AGRADECIDO...

¡Cuánto hemos recibido y no es merecido!, me siento un tipo afortunado. Cuando cada mañana entro en el aula y veo a mis alumnos, no siempre con muchas ganas de trabajar, me siento afortunado. Estoy donde quiero, haciendo lo que más me gusta, ¡educando!, y por quien más quiero, los jóvenes "que llaman de fracaso escolar". Y todo ello, compartido con unos hermanos y equipo educativo, ¡que son un regalo!, volcados por la misma causa. ¿Qué más puedo pedir?
No puedo menos que dar gracias al Señor, cada mañana, por haberme puesto donde estoy... y ponerme estos rostros todos los días. 
El agradecimiento, expande los pulmones, y nos hace encarar cada día, con ilusión renovada. Nos ayuda a ver la botella medio llena, y a fijarte en lo positivo de tus alumnos, compañeros,... tiene una función sanadora... desbloqueando todo aquello que puede paralizar nuestras relaciones...
Soy un tipo afortunado, a pesar de mis malos momentos, de mi pequeñas miserias que me empequeñece mi corazón... recibo de Ti, Señor, tanto..., que no puedo menos que decir, ¡Gracias!
Me gusta pensarlo, decirlo y compartirlo con mis alumnos. Ellos me dicen,"estás flipado, estás pasado de rosca!...", y les digo, "tenéis razón". Estoy sobrepasado, "superregalado", ... cuanto más das, más recibes...¡así es la dinámica del reino! Somos afortunados, Señor, ¡gracias!
Cada mañana despierta en nosotros el deseo de agradecer todo lo que nos regalas en nuestros alumnos, compañeros, situaciones concretas... ¡Gracias!, que palabra tan sencilla, y que pocas veces nos dejamos alcanzar por ella. Gracias.

2 comentarios:

  1. Felicidades, hombre superregalado y afortunado...tus chicos algún día o quizá ya hoy darán gracias por haberte encontrado en su camino. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Que suerte tienes y tienen tus alumnos, y que envidia sana me das por tu trabajo.
    Recibe un superabrazo de toda esta familia que te quiere.
    Pepe

    ResponderEliminar