lunes, 20 de diciembre de 2010

HOY, UNA OPORTUNIDAD MÁS PARA CONFIAR

La confianza despierta la bondad del otro. Se convierte en un gesto de gratuidad cotidiana, pues no exige garantía alguna, ¡de eso se trata confiar!
Despiertos para no ser ingenuos, porque eso desvirtúa la confianza y audaces para evitar el engaño, que nos hiere; estamos cada día invitados a andar los caminos de la confianza...
¿Cómo sostener una confianza así en el otro?... cuando entramos en la oscuridad del recelo, de no ver las cosas claras, de la duda, o de la sospecha... nos queda muy poco en que agarrarnos. Cualquier cosa que nos diga el otro, nos sabrá a poco, y lo escucharemos bajo la mirada de la sospecha, la cual no aporta mucha luz precisamente, más bien, oscuridad.
Partimos de un punto, nos siempre recomendable, que es la evidencia, la seguridad en las cosas. No nos gusta nada caminar a tientas. Sin ver las cosas claras. La vida nos va mostrando que lo cotidiano tiene matices, los colores no son planos y que en muchas ocasiones, nuestras expectativas hay que irlas ajustando, y que nuestra mirada a la realidad, no es más que una de las posibles, ni la mejor, ni la peor, una mirada... pero... ¿Desde dónde?
Al menos si puedo decidir desde donde miro, que "gafas" me pongo para acercarme a las personas con la que comparto cada día, tareas, tiempo, responsabilidades o afectos. Esto es lo que puede ayudarme a tener una auténtica experiencia de confianza, de lo que es no esperar nada a cambio, sin ingenuidad y con audacia.
Las "gafas" de la fe. Ya sé que no es muy teológico, perdonadme, pero es una imagen que me ayuda a compartiros mi experiencia. Estas "gafas" me ayudan a renovar la certeza, que no la seguridad, solo la certeza, de un Dios que me acompaña, con todas mis oscuridades y contradicciones. Y me susurra en mi interior, "Yo camino contigo, no temas, te amo". Por muy oscura que esté mi habitación, su Luz, me va enseñando que es posible caminar a tientas. Si Él confía en la fragilidad de mi propio barro, ¿porqué no hacerlo con mis semejantes? Si Él asume el riesgo de confiar en mi, sabiendo de mi fragilidad, y los hechos la avalan, ¿Porqué no arriesgar yo?
Aprender a vivir a tientas, sabiendo que tenemos las de perder, queriendo despertar en el otro esa bondad, que todos tenemos dormida, y que solo es capaz de despertarla, esos gestos maravillosos que se hacen con un amor no medido, espontáneo e inesperado.
Solo sabe esperar el que está dispuesto a aprender a confiar, pues solo el que confía ve más allá de lo evidente, y encuentra otros motivos para seguir esperando. Gracias

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