sábado, 19 de febrero de 2011

¡BENDITO FRACASO!

Son tantas cosas las que nos inquietan y preocupan. En tantas ocasiones uno intenta demostrar, hacer las cosas bien, y sin embargo sale todo un desastre... En tantas otras ocasiones nos hemos sentido imprescindibles en nuestra actividad docente, pensando que el éxito conseguido ha sido principalmente fruto de nuestros esfuerzos... 
Simplemente nos lo ponemos muy difícil para experimentar, el dulce sabor de la paz, de vivir en paz con uno mismo y con quienes nos rodean.
¡Bendito fracaso!, toda una oportunidad. Una experiencia clave en la vida, que como el pecado o la muerte, sabemos que siempre nos acompañará en algún momento de la vida. En lo profundo, los fracasos son experiencias amigas, que nos permiten reconocer las propia fragilidades, limitaciones y contradicciones, sentirnos vivos, también en los malos momentos, y concedernos la posibilidad de dejarnos amar, a pesar de todo.
¡Bendito fracaso!, que nos da la oportunidad de aprender de ellos (famoso método científico ensayo-error), dejarnos ver a través de ellos, sin vergüenza, y empezar a sentir la paz en lo cotidiano, al saber que ellos, no nos roban dignidad, ni nos hacen peores personas, solo limitadas, imperfectas, lo que es una evidencia para todos, aunque no siempre para uno mismo.
¡Bendito fracaso!, porque nos abre la oportunidad de ofrecernos  a los demás como somos sin artificios ni máscaras, imperfectos, limitados y pecadores. Y esto es posible porque el Dios de la vida nunca se avergüenza de nosotros/as, nos ama así, por todas partes, especialmente `por las más débiles y delicadas, como quiere una madre a sus hijos.
¡Bendito fracaso! que nos abre a lo regalado, al don, a saber que no todo depende ni de mí ni de ti. Que en medio de la turbación, es posible saberse amado y recuperar esa paz interior que todos buscamos.
Es así como aprendemos a ser condescendientes y misericordiosos con quienes nos rodean, aunque sean desconocidos. Porque Él amó primero y sana nuestras heridas, es posible afrontar con paz los momentos de derrota. Solo es necesario dejarse, confiarse, y su amor nos concederá esa paz que todos necesitamos para empezar cada día de nuevo, con ánimo de devolver algo de lo que recibimos cada día. Gracias

No hay comentarios:

Publicar un comentario