sábado, 26 de febrero de 2011

LANZARSE AL AGUA

El tiempo nos va acartonando. Si nos descuidamos nos vamos endureciendo, y aunque el dicho dice "que la experiencia es un grado", no siempre es así. A pesar de ser adultos, ¡repetimos los fallos de siempre! Nos resistimos a aprender de nuestros errores.
¿Qué podemos aprender de los niños? ¿De nuestros alumnos?¿De vuestros hijos?... ágiles, escurridizos, espontáneos, con una naturalidad que no les permite esconderse, se lanzan con decisión hacia todo aquellos que les atrae y les ilusionan. La sencillez con la que ven el mundo, su mundo, les acerca a esa bondad natural de las cosas, y pueden sorprendernos con reacciones y comentarios y preguntas que dejan a los adultos sin saber ni que hacer ni que decir, nos dejan desarmados... Son portadores de esa bondad que choca de frente con los intereses y maquinaciones de los adultos.
Lanzarse a la vida como un niño, nos puede ayudar a dejar atrás tanto prejuicio que nos acompaña en nuestras relaciones sociales, familiares, y profesionales. Dejar atrás tantos mecanismos de defensa (racionalización, la justificación, el ataque,...) con los que intentamos  que no nos hagan daño, pero lo único que logramos es insensibilizarnos al sufrimiento de quienes nos rodean cerca y lejos.
Lanzarnos a la vida como un niño, nos puede ayudar a atrevernos a preguntarse por aquello que acontece a nuestro lado y no entendemos. Nos pueden ayudar a ser buscadores de respuestas con sentido, sin tener miedo a que sea una pregunta incómoda. ¡Qué ingenuo!, ¿verdad?, como los niños. Papá, ¿Porqué los niños mueren de hambre?, ¿Porqué lloran esos papás de la tele?, ... Preferimos ocultar la realidad, antes de ser preguntados y tener que buscar esa respuesta honesta, que satisfaga.
Pensando en el Pueblo del Líbia, en tantas víctimas inocentes que están sufriendo esta represión brutal,... me hace pensar en la perversión adulta que logra manipular, la información, los argumentos, los posicionamientos, ... y todo por defender los intereses, y no a las personas. El problema no es la subida del precio del petróleo, ni del gas, ni siquiera la gran temida crisis, la bestia negra,... el problema es humanitario, de injusticia, de derechos básicos, a una vida con dignidad. El problema es que nuestros gobiernos europeos y occidentales, "muy democráticos ellos" miden con lupa las declaraciones las intervenciones, porque corre peligro nuestras cuentas internas... "hay demasiadas cosas en juego"... sobretodo vidas humanas, que como nos tocan de lejos, como las bombas no caen en mi barrio, no tengo de que preocuparme...
Lancémonos, como los niños, a la calle, gritemos a nuestros gobiernos que sentimos vergüenza de tanta tibieza y moderación. Busquemos canales alternativos... y apoyemos a quienes sufren las consecuencias de una represión indignante.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario