sábado, 26 de marzo de 2011

AR-RAHEEM, EL COMPASIVO

Uno de los noventa y nueve nombres que recibe Dios en la religión musulmana. Rasgo reconocido en Dios en la mayoría de las religiones. ¿No es hermoso? Reconocer ese hilo conductor común en la experiencia de Dios, que hombres y mujeres tenemos en las diferentes religiones.
Hoy comparto con vosotros/as esta pregunta: ¿Cómo favorecer una verdadera integración de los inmigrantes?
Hay quienes defienden, y además hacen mucho ruido, que la religión, y en concreto la musulmana, es el factor dificultador de la una auténtica integración de los inmigrantes residentes en España y que son fuente de  numerosos conflictos.
Dan palos de ciego. Hombres y mujeres que buscan honestamente, como tú y yo, vivir su relación con Dios, su experiencia religiosa, en el mundo que viven, lo normal es que aporten esa bondad del buscador de Dios, indistintamente de la mediaciones que elijan.
En una situación de crisis como en la que vivimos es muy fácil instrumentalizar, bajo intereses muy rastreros, los hechos, los datos, los descontentos de la masa, buscando esos chivos expiatorios que canalicen nuestras insatisfacciones. Está claro que desde ahí, no favorecemos la integración.
Se nos olvida lo más básico. Lo que todo individuo necesita para sentirse bien es valoración, reconocimiento y respeto. “El contacto personal y la amistad verdadera y sincera son una puerta que abre y adentra en el descubrimiento de la otra religión…” (Teresa Losada,fmm)
Partiendo de este sencillo principio, hoy me enfrento a una nueva lección. Ejercer la hospitalidad. ¡Qué fácil es acoger cuando uno es el que da!, desde la superioridad, desde la seguridad del que tiene lo que necesita, uno así no aprende a recibir. Aprender el auténtico ejercicio de la hospitalidad exige ser acogido uno mismo. Haber pasado por la experiencia de la indigencia, del riesgo, de la necesidad del otro, y  así es como experimentamos la hospitalidad como recíproca, de igual a igual, de hermano a hermano.
Hoy me voy a la cama con una lección por aprender. Aprender a recibir, acoger lo que me aporta quienes me rodean, y en especial, mis alumnos extranjeros, Addil, Moussa, Traore, Aziz, o Alí,… ¿Cómo favorecer la integración? Amando, es sencillo. No hay mejor camino: respetando lo que valoran, aceptando lo viven, creando lazos sinceros, conociendo sus idas y venidas y dando a conocer las propias. De esta forma, despertamos una sinergia positiva que hace caer los miedos y prejuicios que sostienen nuestras posiciones rígidas y lecturas simplistas de la realidad. Gracias.

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