martes, 15 de marzo de 2011

CUANDO DIGO PADRE NUESTRO, TE DESCUBRO HERMANO

Hermano/a mio,
al que puedo poner nombre y rostro,
a pesar de la distancia, el idioma o la religión, 
somos bendecidos por Dios cada mañana.


Estamos llamados al servicio mutuo,
y a compartir lo mejor de nosotros
para transformar el mundo en el que vivimos
en esa aldea habitable, donde todos quepamos.


Perdona mi indiferencia,
que tantas veces me separan de ti,
y me llevan a una mirada superficial, 
cargada de prejuicios inútiles.
y así, me enseñes a perdonar a quienes me hacen daño


No permitas que mi corazón se cierre,
pues pensar solo en mi mismo,
me conduce a herir a quienes me rodean.
Que tu fraternidad, me abra a quien más me necesite.


Gracias, hermano, por ser signo del amor gratuito
que Nuestro Padre nos regala cada día.
Gracias por enseñarme a recibir lo inesperado,
Gracias, por descubrirme hermano.

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