domingo, 13 de marzo de 2011

LA INEVITABLE TENTACIÓN...

Ser sujetos tentados es inevitable. Somos limitados, frágiles, inconsistentes,... ¡vamos!, humanos. Esto no nos hace malas personas. Es más, el común de los mortales somos buenas personas. No robamos, no matamos, y no... pero está claro que estas tentaciones burdas se las dejamos a los de moralidad más dudosa. 
La mayoría somos tentados, con elegancia, finamente, "no debe ser tan malo, cuando lo hace la mayoría" (pensamos en nuestro interior)... somos tentados bajo apariencia de bien... Lo importantes no es que somos tentados, sino como nos pilla esa tentación, desde donde respondemos. Una buena noticia es que la tentación tiene tratamiento. Y para cualquier persona sensata debiera ser tranquilizador. No somos sujetos expuestos a nuestros despistes, pasiones o distracciones... ¡hay tratamiento!
¿En qué consiste? Cuando uno está despistado, como abstraído, es mucho más fácil que le roben delante de sus narices la cartera, las llaves, o hasta el coche, dependiendo del nivel de despiste. De la misma forma pasa con las tentaciones, cuanto más distraído o despistado, más caigo en ellas.
Cuando alguien tiene claro lo que quiere y como quiere conseguirlo, es decir un proyecto, minimiza el riesgo, aunque no lo elimine del todo, ¡somos humanos!, no lo olvide.
Un proyecto ilusionante, que nos haga ver más allá de nuestras narices, que nos haga salir un poco de nosotros mismos y nos conecte con el mundo y con quienes nos rodean, puede ser un tratamiento bastante completo que logre dotarnos de buenas defensas ante la múltiples tentaciones que nos acechan. Yo agruparía las tentaciones en tres familias comunes, que como la gripe, nos atacan casi sin darnos cuenta.
La tentación del "bien-estar"(y su hermana gemela superficialidad): aparentemente es algo legítimo, ¿quién no tiene derecho a estar bien y disfrutar de comodidades? Cuando el exceso de comodidades nos hace confiar más en las cosas que en las personas... o cuando mis comodidades son fruto de las carencias de la mayor parte de la población mundial o de la explotación infantil,... ¿A caso la comodidad es un fin último? ¿ Puede aportarnos esas respuestas de importantes en los momentos difíciles? 
Su antídoto, la reflexión. El único inconveniente es que actúa lento y es necesario acabar toda la caja. Pero es muy efectivo, darse tiempo, aprender a pensar, la autocrítica, el diálogo con gente distinta, la lectura, son diversas pastillas muy recomendables y que pueden ayudar a descubrir que fuera de mi, hay vida, y dentro de mi, mucho que compartir.
La tentación del prestigio. No es malo en sí mismo, pero cuando busca el poder, la influencia y la manipulación, nos convierte en personas interesadas, capaces de hacer daño para conseguir los propios intereses. La tentación del poder es muy sutil, pues se ejerce a todos los niveles, en el trabajo, en casa, con los amigos, ... pero la realidad es que nos hace débiles, pues el lenguaje del chantaje es como el "boomerang", tiene viaje de ida y de vuelta.
Su antídoto la humildad. Es como esa inyección que en un comienzo molesta pero que sus efectos acaban calmando el dolor rápidamente. Saberse imperfecto y limitado, aceptarse como es cada uno,aceptar y aprender de los propios errores, pedir perdón, nos esponja, aprendemos a dejarnos amar, nos relaja y nos permite ser felices y hacer felices a quienes nos rodean, pues aprendemos a ser condescendientes y misericordiosos. Esto último, con el tratamiento completo de inyecciones. 
La tentación de adorar. ¿Quién de nosotros en algún momento no se a visto maravillado por algo o alguien? Es como si estuviéramos aducidos por un agujero negro. No somos capaces de ver más allá de nuestras propias narices, y todo gira en torno a tal maravilla ... hasta que con el tiempo descubrimos, que no es tan maravilla como pensábamos. Todas tienen fecha de caducidad... y acabamos dando brincos de una a otra desesperadamente. No evolucionamos , sino que nos estancamos.
El antídoto es definitivo y fuerte: arrodillarse, pero para servir. El servicio, la donación , ofrecer algo gratuito, dar de tu tiempo, compartir tus cualidades,... te ayudarán a descubrir al otro de igual a igual, y al Otro, que siempre te tiende la mano, por muy tirado que estés. El servicio nos enseña a recibir, y nos descubre una gran verdad vital, cuanto más doy, más recibo, por extraño que parezca.
Siento haberme alargado, pero una gran noticia se nos ha dado, las tentaciones,¡tienen tratamiento! Gracias

No hay comentarios:

Publicar un comentario