
Confiar, fiar- con, y conlleva en sí mismo una apuesta, una opción, que aunque no las tenga todas conmigo, hay razones importantes que me llevan a confiar. Es una experiencia, que implica en sí mismo un riesgo. ¿Cuántas veces hemos confiado en alguien que luego "nos ha fallado"?¿Cuántas otras hemos renovado esa confianza?
Lo que hace posible confiar más allá de nuestra fragilidad, limitación e incoherencia, no es más que el amor. Descubrirnos personas amadas, a pesar de..., despierta en nosotros la posibilidad de confiar de esa forma.
Es precisamente este tiempo de Pascua, estos días de celebración, en los que podemos, recordar, "re-cordis" (pasar de nuevo por nuestro corazón) ese amor incondicional, gratuito y desbordante que nos regala Dios cada día, en Jesús. Sus palabras, sus gestos y opciones, son esas claves que pueden enseñarnos a confiar , descubriendo en esta actitud una forma de humanizar más un mundo, que corre el riesgo de quedarse más en lo superficial y pasajero.
Un invitación, por un lado, a dejarnos acompañar en el camino de la vida por quien sabemos que nos ama, y por otro, a ofrecernos acompañar a quien sabemos que lo necesita, y sin esperar nada a cambio. Confiar, todo un camino incierto. Gracias.
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