lunes, 4 de abril de 2011

LEVANTAR LA CABEZA...

Antiguo oficio donde los haya. Uno, a poco observador que sea, se encuentra con personas, jóvenes, y no tan jóvenes, cercanas y desconocidas con la cabeza gacha, que mira hacia el suelo, con un tono de desánimo, con falta de aliento y una profunda desconfianza hacia todo lo que habita su interior. No se ven capaces de afrontar lo que tienen entre manos, y están a la sobra de quienes le resuelven la papeleta o les aportan esa confianza y seguridad que tanto ansían.
Hoy quiero recordar a todas las personas que ejercen el noble ejercicio de levantar la cabeza a quienes se sienten desposeídos de esa dignidad y autoestima, que les permita vivir con plenitud. Son personas con vocación educadora, que desde distintos oficios, o como voluntarios, ejercen el servicio de reanimación vital, lograr que el otro saque lo mejor de sí mismo y levante su mirada, ampliando el horizonte de sus expectativas.
¿Cómo ejercer este noble servicio?
1. Ofreciendo lo bueno que hay en tí. No se trata de tus cualidades y destrezas, aunque pueden ayudar. Se trata de ofrecer una amistad desinteresada y sincera. Tu capacidad de querer gratuitamente, sin más, porque hoy es hoy, aunque no haya hecho nada para merecérselo, aunque no obtengas ningún beneficio, aunque no te lo agradezca, ... ¡vamos!, lo que viene a ser por la cara... y mantenerse, eso es lo que importa, a las duras y maduras.
2. Hazle protagonista de su vida ¿Cómo? Despertando el deseo de lo bueno que hay en él. Ofreciendo una mirada realista de sus limitaciones y cualidades, que le lleve a aceptarse y quererse como tal y como es. Animando a intentarlo una y otra vez, con el derecho a aprender de sus errores.
3. Elogia los logros. No se trata de hacer la pelota, sino de valorar, reconocer y expresar a tiempo las pequeñas metas obtenidas. Alegrarnos con ellos, y no ahorrarnos una felicitación, que puede ayudar a fortalecer ese interior, a veces tan herido.
4. Saber alentar. Esto implica estar atentos a los periodos de desánimo, de cansancio o de fracaso. Saber estar cerca, pero sin avasallar, recordarle lo bueno que hay en él, como la mejor manera de levantar esa mirada, que se nos va a lo negativo. Y de puntillas,  saber desaparecer cuando recupere la confianza que necesita.
5. Invítale a contemplarse. A disfrutar de todo lo bueno de lo que es capaz. A que sienta el orgullo lo bien hecho. A que se descubra una persona querida, valorada, de tal forma que se despierte en ella el deseo de compartirlo.
Todo un proceso capaz de levantar la cabeza, a quien se siente ninguneado, empequeñecido por la vida. Noble oficio, que solo se puede ejercer, ofreciendo nuestra capacidad de amar. ¡Ánimo!, siempre estamos a tiempo. Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario