viernes, 6 de mayo de 2011

DEJARSE SORPRENDER...

En un mundo herido por todos los costados, donde predomina el "¡sálvese quien pueda!", cada uno lo suyo,... hoy el evangelio nos propone un gesto que se convierte en signo. El milagro de compartir. Digo milagro, no porque sea algo heroico, ni extraordinario, sino simplemente alternativo, sugerente y cargado de vida para quienes participen de ese gesto cotidiano y sencillo. Compartir.
Estamos tan metidos en esta sociedad tan oportunista, y a la vez, competitiva, que oscurecemos otras claves desde donde podemos vivir con más sentido lo de cada día. ¿Qué somos capaces de ofrecer de nosotros mismos a los demás?¿No nos sobran demasiadas cosas? (¡a mí si, desde luego!). Quiero haceros partícipes de esta invitación que me hago a mi mismo, de buscar caminos, gestos, actitudes que me posibiliten compartir no solo mi tiempo, sino también mis cualidades y dinero, con quienes comparto destino y proyecto común, los hombres, mis hermanos, en especial, los más pequeños y olvidados. 
Solo cuando compartimos, de igual a igual, nos podremos sorprender de todo lo que recibimos. No da más el que más tiene, sino el que más quiere y reconoce lo que el otro necesita. De la misma forma, no recibe más el que menos tiene, sino el que más agradece sin complejos, porque sabe acoger, reconociendo su propia carencia. 
Esta experiencia de compartir nos recuerda, que cuando nos sentamos con otros y ponemos en juego lo que tenemos, por poco que sea, siempre sobra y siempre cabe uno más. En plena crisis y periodo de estrecheces, ¿no es sugerente? Gracias y ¡feliz pascua!

No hay comentarios:

Publicar un comentario