lunes, 2 de mayo de 2011

NO SOMOS NICODEMO, ¡QUÉ PENA!

Quiero imaginarme a este tal Nicodemo como un hombre culto, bien formado, consciente de las limitaciones del sistema en el que participaba, y que en parte, creía. Algo vio en ese Jesús de Nazaret, algo fuerte percibió, que le llevó en una noche, de forma furtiva, a visitarle y charlar con Él (Jn 3,1-8). Quizá me llame la atención la capacidad de dejarse cuestionar de Nicodemo, y sobretodo, el atrevimiento "a pedirle cita" y charlar con un proscrito de la ley, alguien tan alejado de lo que él mismo representaba. ¡Que queréis que os diga!, no es una especie que abunde en una cultura donde domina el pensamiento único: ¡a vivir, que son dos días!, roba sin que te vean, y si te he visto no me acuerdo... Lo siento por los ideólogos, lo tenéis tan crudo como los creyentes.  Nos movemos en una cultura de lo inmediato, de usar y tirar, de lo práctico, ¡qué caramba!, que bueno es no pensar , ni complicarse la vida.... ¡¡arriba Belén Estéban!!, referente para muchos, más de lo que uno quisiera.
Claramente, no somos Nicodemo, él buscaba contrastar, deseaba sentido, aunque lo que le propusiera Jesús, saliera de sus parámetros mentales... pero se preguntaba...
¿Qué calidad de vida se puede encontrar con referentes tan pobres?¿Cómo responder a la frustración, al sufrimiento, al fracaso, a la rutina o a la muerte con tanto vacío interior? ¡Tan huecos!, que nos convertimos en seres frágiles, blandos sin el arranque capaz de superarnos a nosotros mismos. Solo pendientes de ofrecer esa imagen de cartón piedra, ¡superguay!, por supuesto, pero hueca.
Pero no nos desanimemos, hay quienes sabemos que la vida va por dentro, y que es posible otro referente con más sentido y que nos lleva a vivir con más plenitud la vida de cada día. Un referente que nos permite vivir el fracaso y el éxito, la rutina y lo excepcional, el sufrimiento y la alegría... Es necesario romper esquemas, salir de los de siempre, cuestionarse, buscar, desear, mirar dentro de uno mismo, y a la vez y en el mismo acto, mirar al otro como hermano. Hay alternativa, podemos romper con ese pensamiento único. Sólo depende de ti, de dejarte alcanzar por Jesús, como lo hizo Nicodemo, dejarte cuestionar y dialogar... y así, solo así, descubrir que es posible nacer nuevo... Quizás haya algo de Nicodemo en nuestros corazones y dejemos algo de sitio a Quien sabemos que nunca nos deja solos y puede hacer las cosas nuevas. Basta con dejarse un poquito. Gracias y Feliz Pascua.

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