Vivir desde dentro o desde fuera, toda una opción. Hay quienes deciden vivir desde la imagen que proyectan en su entorno. Esto les lleva a esforzarse para mantener esa imagen deseada, flor de un día. Esfuerzos continuos para mantener un equilibrio artificial, que no dice nada real de quienes somos, que se cuece en nuestro interior, no nos ayuda a reconocer nuestros deseos y nuestras carencias, con las que es muy necesario estar reconciliados.
La esencia, nuestra esencia, es lo que realmente cautiva, ilusiona y pone en movimiento todos nuestros resortes, a veces, inesperados. Esa esencia nos habla de que estilo de persona somos, reflejado en actitudes y acompañado de gestos y obras, que quieren ser reflejo, aunque no siempre lo consigamos, de lo mueve nuestro interior. Por eso tenemos la suerte de conocer personas que despiertan el deseo de estar con ellas, nos comunican su bondad, su sensibilidad, su actitud crítica y despierta, o sencillamente, una ternura que nos hace sentirnos inmerecidamente queridos.
Quienes optan por vivir desde dentro hacia fuera, desde su esencia, son capaces de disfrutar en profundidad de cada cosa, gesto o persona. Por sus frutos se las conoce, por su sencillez, por su entrega, por su pasión, por su humildad, por su escucha, por su alegría, o por su coherencia,... son capaces de despertar en quienes les rodeamos ese deseo de ser mejores, más humanos, más hermanos.
En el encuentro auténtico con uno mismo, nuestra esencia, y con el otro, nuestro hermano, podemos tejer los lazos que nos llevan a Dios, que no juega al escondite, sino que habita en lo humano, en lo profundamente humano, en sus heridas y en sus alegrías. Este es el camino, no conozco otro, hermano. Gracias
¡Genial disertación Natxo!
ResponderEliminarMe gusta mucho la frase: "Quienes optan por vivir desde dentro hacia fuera, desde su esencia, son capaces de disfrutar en profundidad de cada cosa, gesto o persona"
¡Un abrazo!
Diego, Bilbao
Gracias por compartir, nos ensancha. Un abrazo
ResponderEliminar