jueves, 30 de junio de 2011

MAS ALLÁ DE NUESTRAS TORPEZAS...

No le importa de donde venimos, que hemos hecho, cual es nuestro historial... solo le importas tú. Le importa porqué le buscas, qué deseas, qué necesitas,... a Jesús, solo le importas tú. 
Precisamente por eso, el encuentro con Él, siempre es sanador, sus palabras y sus gestos, acogen nuestras miserias y pobrezas, de tal forma, que nos descubrimos sencillamente amados, dignificados, despertando en nosotros ese deseo de ser mejores y de ser transmisores de esa cadena de bondad en la que nos envuelve su mirada.
Se puede caminar con nuestras heridas, podemos reconocer nuestros bloqueos y parálisis, cuando tenemos la certeza de que contamos con Alguien, Jesús, que sabe mirar más allá, y cuyo amor incondicional, despierta lo mejor de cada uno.
Solo es necesario, dejarse. ¡Sí!, dejarse llevar, cuando el desánimo, y el agobio no nos deja ir más allá. Cuando realmente reconocemos, que solos no podemos y el peso de nuestra mediocridad, no nos deja tomar la iniciativa.
Es entonces, cuando aparecen esas personas, verdaderos ángeles diría yo, que son capaces de sacarnos de nuestro ensimismamiento, y cogernos "en brazos" y llevarnos a donde no somos capaces de llegar. 
Entrañable vocación la de estos "camilleros", que soportando el peso de nuestras miserias y torpezas, y  sabiendo escuchar nuestras penas y quejas, son capaces de llevarnos  cara a cara ante Jesús, este Dios de la vida, que conoce nuestras entrañas y sabe de que pasta estamos hechos, devolviéndonos esa dignidad de hijos y hermanos.  Gracias

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