miércoles, 8 de junio de 2011

MUNDANOS...

Puestos a redefinir, dícese de aquellos que son del mundo, que se sienten pertenecientes a él y afectados por todo lo que él acontece. Yo me apunto a éstos. A todos aquellos que se toman en serio el mundo en el que están, que no se conforman con mirar a otro lado o despreciar y criticar sin más. 
Una pequeña certeza que se va asentando en mi interior, solo se evangeliza lo que se ama. Una fuerte invitación a acercarnos al mundo que vivimos, con sus contradicciones, miserias y heridas, y ser capaces de amarlo, mirarlo con profunda condescendencia y comprometernos por hacerlo un poco mejor, más habitable para todos.
En esta tarea, no debemos dejar a nadie de lado. Hemos de aprender a trabajar codo a codo con   quienes compartimos lo cotidiano, asumiendo diferencias en sensibilidad, ideas, orientaciones,... haciendo realidad que la unidad no es uniformidad, sino creer que es posible, juntos, un referente mejor para todos.
No nos llevemos a engaños, lo complicado no es asumir la diferencia, sino reconocer que en ese camino hay renuncias a privilegios, ventajas, y los que podemos más, debemos poner más. Reconocer esto, no nos gusta. Y en ocasiones, nos gustaría pensar que la igualdad pasa por tratar a todos igual, y así, descargar nuestra responsabilidad en la nebulosa de un igualitarismo descafeinado, que no respeta la situación de nuestro mundo. No todos estamos igual en la carrera de nuestro día a día.
Mundanos, para mi es reconocer esto, como un gesto de bondad y honestidad, y comprometernos, desde nuestras posibilidades, en compensar con nuestros esfuerzos y equilibrar esta balanza de la vida, donde a mí, me toca poner más, por simple justicia. ¡Benditos mundanos!, gracias.

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