Es la única forma de compartir. Es necesario caer en la cuenta que sin estos dos pasos, hablar de compartir es pura ciencia ficción. Son dos ejercicios básicos para todo aquel que quiera apostar por una vida en clave más humana, humanizadora.
Partirse requiere asumir que uno tiene mucho que ofrecer. Que somos del colectivo de los privilegiados, en recursos, formación, calidad de vida,... y que por tanto, es de justicia, que devolvamos, compartamos tanto bien recibido, gran parte de ellos, sin merecerlo. Es cierto, que partirse tiene algo de traumático. Exige no solo una disposición a dar, también implica un cambio de visión de uno mismo, el mundo, y todo aquello que nos rodea.
Pero lo más importante es el esfuerzo por ponerse en lugar de aquellos que no corren la misma "suerte" que nosotros. Cuando somos capaces de hacernos cargo, hasta cierto punto, de su clara situación de desventaja, descubrimos que nuestra vida está llamada a ser compartida, y eso no es posible sin renunciar a parte de nuestra ventaja y comodidad... ¡vamos!, partirse.
Repartirse es ese acto generoso de entrega, sin esperar nada a cambio, de todo lo bueno que podemos ofrecer. Es este acto generoso, el que hace posible compensar, aunque sea en una mínima parte, la escandalosa balanza de la desigualdad. Repartirse supone poner rostro y nombre propio a ese acto de entrega, que se hace patente en esos nuevos lazos que vamos tejiendo, y que hace que sentemos en nuestras mesas, no solo a quienes más queremos, sino a quienes más lo necesitan, que son los más queridos de un Dios, que nos recuerda, que le sigue doliendo el hombre.
Partirse y repartirse son esos dos pasos, que hacen posible avanzar la dignidad de la humanidad, y nos recuerdan, que una vida entregada en favor del hombre, no cae en saco roto, sino que es semilla que produce fruto, y un fruto que perdura. Gracias a quienes nos animáis cada día con esa entrega sencilla y cotidiana, que va haciendo calladamente las cosas nuevas.
GRacias a ti, Natxo, por construir tu vida en torno a esos dos verbos y por recordánoslo a los demás. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Ojala conjugara esos verbos como "Dios manda"! .... todo un reto que me ilusiona y me apasiona... aunque los que somos torpes, no nos queda más remedio... que seguir intentándolo.... Gracias Elena.
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