Esta noche he salido de la Eucaristía con una buena invitación, profunda y sugerente: "seducir en la verdad"(JMª R. Olaizola, sj.) Ante la tentación del engaño, las ambigüedades, las verdades a medias,... y otras de la familia... tener el arrojo y la valentía de vivir en la verdad, pisando tierra.
Una llamada a evitar las generalizaciones y superficialidades, acogiendo lo cotidiano con su cara y su cruz. Reconociendo en nuestras opciones diarias lo que tiene de grandeza y de renuncia, sin necesidad de distorsionar nuestra realidad, ni acomodarla a ideales, que no son más que falsos espejismo.
Seguir a Jesús, es fuente de sentido y plenitud, pero también de conflicto, con uno mismo y con el entorno que nos rodea. Seducir en la verdad, lo entiendo como ese esfuerzo cotidiano y honesto de apostar con nuestras actitudes, con nuestros gestos y acciones por aquello, por Aquél en quien decimos que creemos. No queriendo deslumbrar a nadie, ni ejemplarizar nada, ... solo intentando vivir con intensidad y autenticidad por aquello, Aquél que nos ha cogido el corazón.
Es entonces, cuando la propia fragilidad, limitación o dificultades, no solo no desvirtúa la realidad, sino que nos recuerdan que con ellas también se puede avanzar, y en ocasiones, superarlas. Gracias
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