Nuestras preferencias se nos notan a leguas. Es casi como algo natural, dicen de nuestros valores, de nuestros principios, de aquello que nos mueve. En ocasiones pretendemos ocultarlas, aunque con poco éxito normalmente, y en otros momentos las manifestamos vehementemente.
En Jesús descubrimos los favoritos de Dios. Sin artificios, con la sencillez de quien ama, sin querer ocultar ninguna realidad, ni colorearla. Los pequeños, los pobres, los que no cuentan, los que sufren, los presos, las prostitutas, los rechazados...¡esos son los favoritos de Dios!
Esto es una realidad evidente e inapelable en el Evangelio. Lo que no es tan evidente, es que uno acepte que no es favorito de Dios. Que asuma que delante de él, están sus hermanos "pequeños", que son "grandes" para Dios.
Acoger esta realidad nos descubre que el seguimiento de Jesús no nos da privilegios, ni ventajas, sino que nos puede aportar una sensibilidad que nos lleva a sentir como hermanos, a los que más sufre y más necesitados están de dignidad; sin necesidad de pedirles ninguna partida de bautismo ni acreditación que les haga valedores de nada.
Así crece el reino, desde lo más pequeño y herido del mundo. Si Jesús quisiera ganar unas elecciones, debiera cambiar de jefe de campaña. Su marketing no se ajusta a los parámetros de engaño, manipulación y negociaciones del mundo de hoy. Por eso todavía hoy, sus palabras, su mensaje y sus gestos, siguen siendo alternativa de sentido. Solo basta que te acerques, y te dejes prender por ella. Por eso todavía hoy, nos sigue quedando a los cristianos y a muchos hombres de buen corazón tanta tarea por hacer.
¿Quienes son mi favoritos?, con permiso de mi mediocridad y mis contradicciones, quiero que sean los Tuyos. Gracias
No hay comentarios:
Publicar un comentario