Hay quienes en la vida pueden, casi sin darse cuenta, ser llevados o arrastrados por el timón del miedo. Lo solemos notar porque nos acompaña una sensación de agobio vital , de preocupación por conservar o asegurarlo todo. La consigna, entre otras, es no arriesgar en las decisiones, no lanzarse ni ofrecerse no vaya a meter la pata y salga escaldado. En el fondo, sabemos que cuando vivimos así, vivimos en tensión y no desplegados. Vivimos empequeñecidos, encorbados en nosotros mismos, no logrando sacar lo mejor de uno mismo.
Cuando acogemos la propuesta de Jesús de Nazaret, cuando conectamos con su estilo, su calidad de relaciones, su mensaje, su visión y compromiso por la persona, cuando nos dejamos mirar por Él,... es entonces cuando se puede despertar en nosotros el deseo de algo distinto, algo más grande y profundo, difícil de precisar, pero que intuimos capaz de desplegar todo nuestro potencial.
No se trata de hacer mucho, ni tampoco más que el vecino,... se trata de desarrollar más plenamente nuestra persona, de percibir como voy poniendo en juego todas las capacidades y posibilidades de tenemos, y sentirnos que vamos desplegándonos como personas creyentes. Lo que nos puede ayudar a descubrir el sentido de arriesgar, superar los miedos o de resistir en los momentos difíciles, porque sabemos de Quien nos hemos fiado.
Plenos o empequeñecidos, una opción. Es necesario estar atentos e ir apostando por aquellas actitudes que nos acercan a ese estilo de Jesús, que nos tiene cogido el corazón. Gracias a quienes lo intentáis cada día con fuerzas renovadas, sois aliento y estímulo para quienes tenéis cerca.
Cuando acogemos la propuesta de Jesús de Nazaret, cuando conectamos con su estilo, su calidad de relaciones, su mensaje, su visión y compromiso por la persona, cuando nos dejamos mirar por Él,... es entonces cuando se puede despertar en nosotros el deseo de algo distinto, algo más grande y profundo, difícil de precisar, pero que intuimos capaz de desplegar todo nuestro potencial.
No se trata de hacer mucho, ni tampoco más que el vecino,... se trata de desarrollar más plenamente nuestra persona, de percibir como voy poniendo en juego todas las capacidades y posibilidades de tenemos, y sentirnos que vamos desplegándonos como personas creyentes. Lo que nos puede ayudar a descubrir el sentido de arriesgar, superar los miedos o de resistir en los momentos difíciles, porque sabemos de Quien nos hemos fiado.
Plenos o empequeñecidos, una opción. Es necesario estar atentos e ir apostando por aquellas actitudes que nos acercan a ese estilo de Jesús, que nos tiene cogido el corazón. Gracias a quienes lo intentáis cada día con fuerzas renovadas, sois aliento y estímulo para quienes tenéis cerca.
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