En muchas ocasiones es suficiente. Un detalle, un gesto, una mirada, un poco de tiempo ofrecido, ... y así poder caer en la cuenta que el mejor regalo somos cada uno de nosotros. Que en el interior de cada uno de nosotros está lo mejor que podemos ofrecer a quienes caminan con nosotros.
Algo pequeñito, algo más de cuatro horas, ha sido lo compartido con los jóvenes de 1º de bachillerato del Menesiano de Madrid... ,¡gracias!, gracias por la acogida, por vuestra sensibilidad, por la confianza ofrecida, también, ¡porqué no!, por vuestro aguante... En este poco tiempo habéis sido entre vosotros, para nosotros un regalo, ¡gracias!
No hace falta grandes cosas, aprendamos a disfrutar de lo sencillo, de lo cotidiano... ¡ ojala!, como María, sepamos descubrir a Dios en lo pequeño de cada día. Ahí se nos regala a manos llenas. Gracias.
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