viernes, 8 de junio de 2012

TAMBIÉN HAY ETIQUETAS PARA TI...

En uno de esos ejercicios extraños de honestidad que uno puede hacer al día, podemos reconocer con que facilidad y simplicidad etiquetamos a las personas con las que compartimos lo cotidiano, a nuestra pareja, a nuestros hijos/as, a nuestro compañero de trabajo, a nuestros alumnos/as,a... Y como muy dignos y con una seguridad aplastante minimizamos a las personas que me rodean, con una estupenda etiqueta, que  no es más que una burda generalización, que dice muy poco de quien es, que siente, o que le ilusiona en su vida...
No nos gusta que lo hagan con nosotros, incluso sentimos rabia cuando nos descubrimos etiquetados, y sin embargo, como si de un acto reflejo se tratase, nosotros también lo hacemos, sutilmente, como si fuera algo normal,...
Pues no, una vez más, debemos recordar algo evidente y que todos sabemos pero se nos olvida... cuando etiquetamos a otro, le empequeñece, le hacemos daño, herimos,... ¡vamos que jode! (perdón, por la expresión)... Podemos mirar a otro lado, disimular,... pero en todo caso si nos acostumbramos a ello, hemos de advertirnos que nos recorta enormemente la mirada y nos dificulta la comprensión del otro, impidiéndonos seriamente llegar a conocerle como es realmente.
Así pues, renovemos ese deseo de cultivar relaciones trasparentes y auténticas, que nos permitan convivir con lo diverso y ensanchar nuestros corazones. De regalo este vídeo que merece la pena. Un abrazo y gracias.


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