sábado, 15 de diciembre de 2012

BONDAD SIN REBAJAS...

Cuando nos encontramos con personas que buscan el bien de sus semejantes sin titubeos, ni ambigüedades... Cuando conocemos a personas, no suelen ser muchas, pero más de las que pensamos, que se mueven sin buscar sus propios intereses... Cuando somos testigos de personas que navegan por lo cotidiano comprometidos en lo sencillo de cada día para hacer las cosas más fáciles y dignas a los demás... Cuando esto pasa, ¡y pasa!, se lo puedo asegurar, se refuerza en nuestro interior esa convicción de que las cosas, nuestras relaciones, el mundo en el que nos movemos lo podemos hacer distinto, hay alternativa.
La pega (¡vaya parecía todo muy bonito!) es que estas personas con esa bondad sin rebajas causan en su entorno un efecto en dos direcciones opuestas.
Por un lado, despiertan en algunos una fuerza positiva  y de atracción muy fuerte. Especialmente en los más sencillos y pequeños. En las personas más vulnerables, que son las que acogen esa bondad como fuente de alivio y de ánimo para seguir afrontando con ilusión y esperanza los envites de la vida. Son precisamente estas personas que apuestan por una bondad sin rebajas, las que nos recuerdan que "Dios sigue con nosotros", nunca abandona.
Por otro lado, quienes se mueven desde esta bondad sin rebajas, despiertan el desconcierto y el miedo en aquellos que están acostumbrados en moverse por la vida buscando solo sus propios intereses, centrados en su propio beneficio. Manifestando con descaro y desparpajo esas conductas y actitudes, muchas de ellas socialmente admitidas, aunque todos intuyamos que son claramente deshumanizadoras. Principios que rigen el oportunismo, la competitividad o el poder: "busque el éxito a toda costa", lo importante es mantener las apariencias, tu imagen", "Primero tú y luego los demás", "el que da primero da dos veces", "acumular da seguridad", "Mientras no se sepa todo vale", "Todos tienen un precio",....  
Al final, estos principios roban la libertad de movimiento y de corazón, distorsionan la mirada y acaban empujando a estas personas a ejercer la violencia, en la mayoría de las ocasiones sutil, frente a quienes deciden situarse en la vida desde una bondad sin rebajas. La manipulación, el engaño, los rumores, la ridiculización, se convierten en sus mejores armas para intentar enmudecer a quienes sencillamente buscan el bien de sus semejantes y nos recuerdan que las cosas pueden ser de otra manera.
Ya nos ha enseñado la historia, que la crueldad de quienes ejercen esta violencia, nunca acallará del todo esa semilla de bondad que todos llevamos dentro. 
Tiempo de espera (adviento) y tiempo de aliento. Y aunque en ocasiones, la bondad se pague cara, dejémonos inspirar y animar por quienes marcan el camino, angosto y arriesgado, del bien común. ¡Gracias!

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